Puede ser por turismo (personas que disfrutan de su propia embarcación o hacen un crucero) pero, sobre todo, por razones profesionales: desde pescadores a miles de millas de su casa, transportistas y, cómo no, fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado. La conexión en alta mar es cada vez más necesaria y abre la puerta también al estudio de los fondos marinos para optimizar las rutas de los buques, evitar el choque con ballenas y cachalotes y comprender los flujos migratorios de la fauna.

Desde el cielo

Pedro Vigil, director comercial de Satlink (empresa tecnológica española centrada en el desarrollo de soluciones de Internet de las Cosas (IoT) y de conectividad end to end (E2E), explica que “la única manera de tener comunicaciones fiables, robustas y seguras y garantizadas en el mar es a través de comunicaciones satélite”.

En este punto, cabe distinguir entre las de uso civil y uso militar. En este último apartado, el Ministerio de Defensa confió a Indra el proyecto de despliegue del Sistema Español de Comunicaciones Vía Satélite (SECOMSAT), que incluyó el diseño de la red y el suministro de los terminales remotos que en este momento utilizan los tres ejércitos. Así, por ejemplo, Indra ha instalado sus sistemas de comunicaciones por satélite en multitud de buques, incluyendo un sistema de comunicación dual simultánea en banda X y Ka que emplea el buque insignia de la Armada española, el Juan Carlos I. También ha suministrado este tipo de sistema a distintas marinas de todo el mundo, entre las que figuran sin ir más lejos la alemana, que cuenta con terminales instalados en su programa de corbetas K130.

Sin embargo, y pese a que las comunicaciones en alta mar han evolucionado mucho, Vigil considera que aún están por detrás de las que se pueden disfrutar en tierra.

Adaptado a cada barco

Garantizar la conexión a Internet en alta mar también va a depender del tipo de embarcación, del número de tripulantes y del uso que se vaya a hacer. Vigil asegura que el objetivo de Satlink es conocer cuidar los océanos gracias a la tecnología. “Para poder cuidar los océanos hay que cuidar a las personas que trabajan en ellos. Uno de los elementos clave es precisamente esta conectividad”, entre otras cosas para impulsar el relevo generacional. “Los jóvenes no quieren enrolarse en la mar si por las noches no pueden hablar con su familia, enviar un Whatsapp o estar informados”, asegura. Algo que fue especialmente latente durante los confinamientos de la pandemia.

En su caso, utilizan la conectividad que ofrecen diferentes empresas de conexión vía satélite y, a partir de ahí, ofrecerla conectividad que cada embarcación requiera en cuanto a ancho de banda o cobertura. Con cualquier teléfono podrán conectarse a esta red WiFi y disfrutar de las aplicaciones tradicionales como en tierra. “No tienes cobertura con tu operador de telefonía móvil, pero con tu móvil puedes hacer llamadas a través de aplicaciones como WhatsApp”, detalla Vigil.

Este responsable asegura que su compañía ofrece servicios a barcos de todo tipo. “Trabajamos en el mundo marítimo, pero en diferentes verticales: barcos pesqueros, barcos comerciales, mercantes, ferris, la Guardia Civil, aduanas...”.

Tipos de uso

Tener Internet en los barcos permite, gracias a sensores IoT (Internet de las Cosas) y la aplicación de algoritmos, hacer un cálculo de rutas óptimas para ser más eficientes o decidir qué zonas de pesca tienen mayor probabilidad de captura, adecuándose mejor a las cuotas y la sostenibilidad de los recursos pesqueros.

“Las Administraciones Públicas y organismos de seguridad, al tener cámaras a bordo, pueden registrar vídeos y acciones para enlazar directamente con organizaciones judiciales, acceder a información o pruebas en directo”, relata Vigil.

Cabe señalar que cualquier particular puede, en su embarcación, contratar esta conectividad para alta mar. En la mayoría de los puertos de España se pueden contratar estos servicios. La instalación de una antena (a partir de los 2000 euros) y una cuota mensual a partir de los 100 euros, cualquier tripulante puede dotar a su barco de esta conectividad.

Internet bajo el mar

Un caso especial es la conectividad en los submarinos. Fuentes de Indra destacan que supone todo un desafío tecnológico por el poco espacio disponible en el mástil y por las presiones de más de 60 atmósferas que tienen que soportar los equipos. Además, los sistemas deben estar preparados para evitar el conocido efecto keyhole, que dificulta el enlace con satélites geoestacionarios en zonas cercanas al ecuador, y para mantener en todo momento la estabilidad del apuntamiento, esto es, la orientación precisa de la antena hacia el satélite, en un entorno como el marino que está en constante movimiento.

Indra comenzó a desarrollar estos equipos para los submarinos S70 tipo Agosta de la Armada Española hace más de 20 años y hoy en día los está instalando en los submarinos clase S80, los más modernos y que cuentan con las tecnologías más sofisticadas.