Espacio

Este satélite español cuesta 17 millones y solo estará activo 12 horas

Se trata de un proyecto de la ESA para comprender qué ocurre cuando un satélite regresa a la atmósfera terrestre.

Draco satélites
Representación artística de Draco durante la reentrada.ESAESA

Una misión “hecha para la destrucción”. Así presenta la Agencia Espacial Europea la misión Draco (del inglés Destructive Reentry Assessment Container Object): “A lo largo de casi setenta años de vuelos espaciales – explica la agencia en la presentación -, unos 10 000 satélites y cohetes intactos han reentrado en la atmósfera, y muchos más lo harán en el futuro. Sin embargo, para ser un acontecimiento tan frecuente, seguimos sin tener una visión clara de lo que realmente le sucede a un satélite durante sus últimos momentos mientras se quema”.

En pocas palabras, Draco, un satélite de unos 200 kilos y el tamaño de una lavadora, tendrá una misión suicida, literalmente. La ESA ha contratado a la empresa española Deimos para desarrollar el “kamikaze” que solo permanecerá en el espacio un máximo de 12 horas y está valorado en 17 millones de euros.

“Actualmente, es imposible recrear las circunstancias exactas sobre el terreno – señala Stijn Lemmens, jefe del proyecto Draco, refiriéndose a lo que ocurre durante la reentrada -. Podemos recurrir a la experimentación para probar diversos materiales y elementos de una nave espacial en túneles de viento a escala limitada, pero aún no es posible imitar fielmente la increíble velocidad, la fuerza y ​​los movimientos de una reentrada incontrolada.

El lanzamiento se producirá en 2027 y se convertirá en la primera misión que reingrese de forma controlada después de apenas 12 horas, tiempo que le permitirá alcanzar una altitud máxima de 1.000 kilómetros. En ese momento comenzará su descenso controlado.

La parte científica de la misión (obtener la mayor cantidad de información posible) dotará a Draco de 200 sensores y cuatro cámaras que serán responsables de registrar una reentrada a cerca de 30.000 km/h y con temperaturas por encima de los 2.500 °C.

La información obtenida se almacenará en una “caja negra” de unos 40 centímetros diseñada para sobrevivir las altas temperaturas y el posible impacto. A esto hay que sumarle que todos los dispositivos a bordo deberán ser “lo suficientemente resistentes para que puedan recoger datos el mayor tiempo posible mientras el satélite que los rodea se quema”, añade Lemmens.

La verdadera misión de Draco comienza cuando ya se ha realizado la reentrada a la atmósfera terrestre. En ese momento el satélite debe ser no solo capaz de activar su paracaídas y posarse (crucemos los dedos) en el mar, también debe poder, en un lapso de apenas 20 minutos, enviar toda la información obtenida a un satélite geoestacionario… al que deberá estar conectado.

“Draco es una misión apasionante que arrojará luz sobre muchas de las incógnitas que se plantean durante las reentradas de satélites – concluye Tim Flohrer, director de la oficina de desechos espaciales de la ESA -. Lo irónico es que el desarrollo de su nave y su cápsula se beneficiará sobre todo de los datos que recopilará. Draco nos sacará del bucle del huevo y la gallina y creará un conjunto de datos diferentes para calibrar nuestros sistemas y modelos, y avanzará en la implantación de tecnologías de cero desechos en un futuro próximo”.