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Aeronáutica
Este es el avión tripulado que más rápido ha volado en la historia y nadie supera su récord desde hace casi 60 años
El 3 de octubre de 1967 el piloto William J. “Pete” Knight guio el X-15 hasta los 100.000 pies y lo puso en marcha hasta alcanzar, finalmente, Mach 6,7, o 7274 kilómetros por hora.
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Mucho se habla de los cazas de quinta y sexta generación, de los aviones furtivos, de la tecnología punta de la industria aeronáutica actual pero, en muchos sentidos, hay que mirar atrás en el tiempo para ver determinadas marcas que no se han vuelto a superar desde entonces.
Es el caso del avión más rápido del mundo que no es, ni mucho menos, actual, sino que fue el SR-71, fabricado por la estadounidense Lockheed, que surcó los cielos desde el 22 de diciembre de 1964 hasta 1998, cuando fue retirado del servicio. Durante su vida en servicio fue capaz de volar a Mach 3.32, 3.540 km/h a 24.000 metros, tres veces la velocidad del sonido.
Y no solo eso, sino que, para ser exactos, sí que hubo una aeronave mucho más rápida, aunque hay quien lo considera más un cohete que un avión. Se trata del North American X-15 que era, en realidad, un avión cohete reutilizable que formaba parte de la serie X de aviones experimentales utilizados por la USAF, la NASA y la USN. A fecha de hoy, casi 60 años después, el X-15 sigue teniendo el récord de velocidad en un vuelo tripulado en la atmósfera terrestre: el 3 de octubre de 1967, el piloto de la Fuerza Aérea William J. “Pete” Knight guio el X-15 hasta los 100.000 pies y lo puso en marcha hasta alcanzar, finalmente, Mach 6,7, o 7274 kilómetros por hora.
Y es que, la carrera por mandar un hombre al espacio estaba en su apogeo y la Fuerza Aérea estadounidense no entendía que no fuesen ellos y sí la NASA (la NACA por aquel entonces) quien se encargase de dicha misión.
Con este motivo, poner al primer ser humano en órbita, se concibió el X-15, una parte fundamental y significativa de la historia de la aviación. El objetivo era volar alto y rápido, sometiendo a los pilotos a las condiciones que enfrentarían los futuros astronautas. Hizo los primeros vuelos tripulados a los límites del espacio y fue el primer avión pilotado del mundo en alcanzar velocidades hipersónicas, o más de cinco veces la velocidad del sonido.
El X-15 fue una herramienta importante para el desarrollo de vuelos espaciales en la década de 1960, y los pilotos que volaban a más de 50 millas de altitud en el X-15 obtuvieron alas de astronauta.
Se construyeron tres de estos aparatos y realizaron 199 vuelos entre 1959 y 1968. El programa fue un proyecto conjunto de la Fuerza Aérea, la Marina y la NASA de los EE. UU., y cuatro de sus 12 pilotos eran oficiales de la Fuerza Aérea de los EE. UU. Un piloto, el mayor de la USAF Michael J. Adams, murió en un accidente del X-15 en 1967. Otro piloto del X-15, Neil Armstrong, más tarde se convirtió en el primer hombre en caminar sobre la luna.


Al igual que otros aviones cohete, el X-15 se lanzó en el aire desde una “nave nodriza” B-52 Stratofortress a unos 45.000 pies. Una vez que su poderoso cohete se encendió, el X-15 se elevó hasta los límites de la atmósfera y luego se deslizó sin motor para aterrizar en el lecho seco de un lago. Los vuelos típicos duraban unos 10 minutos.
El X-15 consiguió varias marcas de velocidad y altitud a comienzos de los años 1960, alcanzando el límite con el espacio exterior (línea de Kármán) y obteniendo información que sería utilizada en el diseño de aviones y naves espaciales posteriormente.
De todas las misiones del X-15, dos vuelos realizados por el mismo piloto, también consiguieron la calificación de vuelo espacial de la FAI al pasar el límite de 100 km.
El fuselaje era alargado y cilíndrico, con carenas en la parte posterior que le daba una aspecto aplanado y con aletas en forma de cuña dorsales y ventrales. El tren de aterrizaje retráctil consistía en una rueda en el morro y dos patines. Los dos motores XLR-11 del modelo inicial X-15A proporcionaba 36 kN de empuje. El motor real del X-15 sería un único XLR-99 con una fuerza de empuje de 254 kN a nivel del mar y 311 kN en altura máxima.
Antes de 1958, los oficiales de la USAF y la NACA (posteriormente, la NASA) discutieron sobre un X-15 orbital, denominado como X-15B, que sería lanzado al espacio utilizando un misil Navajo. La idea fue descartada cuando se formó la NASA y se aprobó el Proyecto Mercury para un vuelo espacial tripulado.
Aun así, el X-15 siguió adelante y su primer vuelo fue una prueba sin propulsión realizada por Scott Crossfield el 8 de junio de 1959, seguido del primer vuelo propulsado el 17 de septiembre. El primer vuelo con el motor XLR-99 se realizó el 15 de noviembre de 1960. El vuelo tuvo lugar último el 24 de octubre de 1968.
Aún se pueden ver dos de estos aparatos: uno, el segundo de los tres que se fabricaron, en el Museo Nacional de la Fuerza Aérea de Estados Unidos (ubicado en la Base de la Fuerza Aérea Wright-Patterson cerca de Dayton, en Ohio); el segundo está en el Museo Nacional del Aire y el Espacio en Washington DC, mientras que el tercero se perdió en un accidente en 1967, en el que murió el piloto de pruebas de la USAF, el mayor Michael J. Adams. En 2004 se erigió un monumento en el lugar donde se encontró la cabina, cerca de Randsburg.
Las altitudes alcanzadas por el X-15 permanecieron sin ser superadas por un avión tripulado (354.200 pies, 107.960 metros de altitud, el 22 de agosto de 1963), excepto el transbordador espacial hasta el tercer vuelo del SpaceShipOne en 2004, mientras que las velocidades y altitudes han sido superadas con frecuencia en cohetes no tripulados como el Pegasus. El estatorreactor Boeing X-43 consiguió acercarse a Mach 10 el 16 de noviembre de 2004 a una altitud de 29 km.
En cualquier caso, el X-15 sigue teniendo el récord de velocidad en un vuelo tripulado: nadie ha viajado nunca más rápido dentro de la atmósfera terrestre. El X-15 también tiene el récord de altitud. En 13 ocasiones distintas, el X-15 voló a más de 80 kilómetros de altura, cruzando así el umbral espacial oficial.
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