El viernes de esta semana –28 de abril– Francisco volverá a subirse a un avión que le conducirá a Budapest, donde permanecerá hasta el domingo 30. Es su segundo viaje de este año –el precedente tuvo como destinos la República Democrática del Congo y Sudán del Sur– pero el primero que emprende después de haber pasado varios días en el hospital víctima de una bronquitis infecciosa.

El Papa ya estuvo en Budapest en septiembre del 2021 para clausurar el Congreso Eucarístico Internacional, pero su estancia se limitó a pocas horas y ya entonces prometió que volvería. Promesa cumplida, pues.

También san Juan Pablo II visitó Hungría en dos ocasiones; la primera en agosto del 1991, año y medio después de la caída del muro de Berlín y del hundimiento del imperio soviético. Durante su estancia, visitó en la catedral primada de Esztergom la tumba del Cardenal Josef Mindszenty, figura clave de la iglesia húngara, arrestado, torturado y condenado por la tiranía de la República Popular y Socialista, refugiado después en la Embajada norteamericana de la capital magiar, trasladado a petición de Pablo VI al Vaticano y, finalmente, a Viena, donde murió en el 1975.

Esta primera visita de Wojtyla coincidió con la noticia de la destitución de Mijaíl Gorbachov que, como declaró el portavoz vaticano Joaquín Navarro Valls, provocó gran sorpresa e inquietud en el pontífice polaco. Este volvió a viajar a Hungría en septiembre de 1996 en una visita relámpago que sólo duró un día.

En el agenda papal destaca el encuentro que mantendrá con el primer ministro, Viktor Orban, cuyos puntos de vista sobre importantes cuestiones no son compartidos por Bergoglio.