Reproducción asistida
Uno de cada diez bebés nace gracias al «in vitro»
Sólo en 2014 nacieron en España 40.000 niños con técnicas de reproducción asistida. Somos el tercer país del mundo que más ciclos realiza.
Sólo en 2014 nacieron en España 40.000 niños con técnicas de reproducción asistida. Somos el tercer país del mundo que más ciclos realiza.
España ya tiene su primer registro nacional de tratamientos de fertilidad. Hasta ahora, los centros no estaban obligados a compartir sus datos y por eso existía una escasez de éstos. Las estimaciones de 2013 de la Sociedad Española de Fertilidad (SEF) eran voluntarias y cifraban el número de ciclos en 78.942. Los nuevos datos, de 2014, en los que se recogen las cifras de los 278 centros de reproducción asistida de toda España alcanzan los 116.688 tratamientos, lo que coloca a nuestro país en la cabeza de Europa y como segundo país del mundo, tras Estados Unidos y Japón. De estos ciclos, alrededor del 30 por ciento termina en nacimiento. Así, la SEF asevera que «unos 40.000 bebés han nacido gracias a las técnicas de reproducción asistida», según Agustín Ballesteros, presidente de la sociedad.
Con estos datos queda clara la importancia de estas técnicas en la natalidad de nuestro país. En 2015 nacieron unos 419.109 niños, por lo que uno de cada diez es fruto de un tratamiento de fertilidad. «A estos datos habría que sumarle los más de 12.000 ciclos que se dan a pacientes de otros países. De los que habrían nacido entre 3.000 y 4.000 niños más», añade Ballesteros. Y es que «cuanto más desarrollada está la norma de reproducción asistida de un país, las técnicas pueden ser mejores y, por lo tanto, un mayor número de personas acuden a él para buscar solución a su problema», añade Fernando Prados, coordinador del Registro de la SEF. Mientras en Alemania no está permitido congelar embriones o en Reino Unido no se garantiza el anonimato del donante, en nuestro país todo eso está superado por lo que el acceso a este tipo de herramientas reproductivas es más sencillo. A ello se suma que, a pesar de los años de crisis, «los precios se han mantenido estables e, incluso, han podido bajar un poco», destaca Ballesteros, y que las tasas de éxito superan el 50 por ciento. Por todo eso, España es un referente en este área.
Sube la maternidad en solitario
Gracias a este nuevo registro también se pueden conocer los principales motivos por los que una pareja acude a estas clínicas. En tres de cada diez casos el problema de fertilidad es de la mujer (en un 30,3 por ciento de los casos), mientras que los problemas por la parte masculina se reducen hasta el 23,7 po ciento, las causas mixtas representan el 25 por ciento. Y, como lleva ocurriendo a lo largo de los últimos años, cada vez es mayor el número de mujeres que afrontan la maternidad en solitario. Representan el 3,6 por ciento, lo que refleja que esta opción está cada vez más normalizada.
En lo que se refiere al número de embriones que se transfiere en cada ciclo para asegurar el éxito, pero evitando los partos múltiples, los datos también reflejan que los centros van, cada vez más, encaminándose hacia el parto único, lo deseado por la mayoría de los profesionales. «La finalidad de la reproducción asistida es que de un tratamiento nazca un único bebé. Los investigadores estamos trabajando para que sea lo más parecido posible a un ciclo de reproducción natural, por tanto, aunque este año contamos con las cifras más bajas de partos múltiples de la historia de la reproducción en España, todavía nos queda camino, sobre todo a la hora de concienciar a la población de los peligros de estos embarazos, pues son las parejas las que, en la mayoría de las ocasiones, eligen la doble transferencia de embriones», subraya Ballesteros. El parto doble representa alrededor de un 20 por ciento y el triple se ha reducido hasta un 0,3 por ciento. «Muchas de las parejas que solicitan que se les transfiera más de un embrión lo hacen porque quieren asegurarse. Detrás de estos casos hay un componente emocional muy importante. Llevan muchos ciclos fallidos a sus espaldas y lo que te piden es que no les quites ninguna posibilidad. En estos casos, no les importa tener más hijos, siempre que se garanticen que funciona», añade Prados. A pesar de su insistencia, para las parejas que optan por ovocitos de donante, «cuya calidad de embriones es más alta, se insiste en que con uno es suficiente», añade. En este punto, entra el problema del almacenamiento de embriones congelados. En España hay 364.765 almacenados y darles salida no es fácil. La ley contempla tres posibilidades: donarlos a la ciencia, a otra pareja o detruirlos. La primera opción no se está dando porque, «aunque hay parejas que optan por esta vía, no existen investigaciones que trabajen hoy con embriones, la mayoría opta por las células madre», explica el coordinador de Registro. La segunda, de la que se beneficiarían otras parejas, apenas se plantea, sólo una o dos clínicas lo ofertan. Y con respsto a la destrucción, se descarta porque «por motivos éticos ninguna clínica destruye sus embriones y la ley fija los 35 años como edad límite de la donante, por lo que, muchos embriones que hemos visto que son efectivos para la pareja, no se pueden destinar a otras», concluye Prados. Y éste es uno de los aspectos de la norma que les gustaría modificar. «Creemos que, antes de que se destruyan, deberíamos poder darle a la pareja la opción de que se les transfiera el embrión de una mujer que supera la edad límite pero que, han demostrado ser de alta calidad».
37 años de media
El perfil de la donante tampoco difiere mucho del que se había dado en los últimos años antes de implantarse este registro oficial. Los 37 años es la edad media de las mujeres que optan por esta vía. Así, de acuerdo con los datos, cuatro de cada diez ciclos se realizan a pacientes de entre 35 y 39 años, con ovocitos propios. Sin embargo, el 68 por ciento de los tratamientos con donación de óvulos se ha hecho en pacientes mayores de 40 años. «Estos datos son la muestra del impacto que tiene la edad sobre la fertilidad femenina, que aunque es algo que los médicos conocemos desde hace mucho tiempo, la sociedad no acaba de ser plenamente consciente», explica el presidente de la SEF. Al hilo de este problema, esta sociedad no apoya ofrecer este tratamientos más allá de los 50, por lo que el caso de Lina Álvarez, que ha sido madre con 62 años, no les parece ético. «Nos parece una barbaridad, no porque la paciente no pueda ser una buena madre a esa edad, sino por las complicaciones de salud que puede tener con 62 años», asegura Ballesteros con rotundidad.
En la actualidad, no se puede conocer qué médico le realizó el tratamiento a esta mujer, pero si se implanta un sistema como el que funciona en Cataluña, el FIVCat, que pormenoriza caso por caso la edad de cada paciente, sí que se podría conocer. No obstante, el anteproyecto de ley en el que está trabajando el Ministerio de Sanidad no plantea esta posibilidad, sino que se clasifican por franjas de edad y en el caso de Lina se incluiría como mayor de 40, sin más información. A este nuevo registro también se incorporaría el de donantes que desde la SEF llevan años reclamando para limitar, de verdad, el límite de nacimientos por donante a seis.