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Ataques caninos

Los perros de los ataques mortales en Zamora y Murcia «fueron criados para ser violentos»

El presidente de la La Real Sociedad Canina de España, José Miguel Doval, sostiene que es «la única explicación» de los ataques en los que una joven y una anciana perdieron la vida

Un vehículo de la Guardia Civil en las inmediaciones de la zona donde Arancha, una joven de 27 años, murió tras ser atacada el lunes 23 de octubre por cinco perros de pastoreo en un camino que une las localidades zamoranas de Roales del Pan y La Hiniesta Mariam A. MontesinosEFE

«Ese comportamiento solo se puede deber a que haya habido un tipo de cría encaminada a conseguir un perro más agresivo por las razones que sean. Es la única explicación por las circunstancias en las que se produjeron estos dos ataques». El presidente de la Real Sociedad Canina de España, José Miguel Doval, sostiene a LA RAZÓN que los ataques de perros que mataron a dos mujeres en Zamora y Murcia se deben a «una crianza irresponsable promovida o tolerada por el dueño o el tenedor de estos animales». Doval descarta tajantemente otras razones que «leí en los últimos días como que tuviesen hambre o sufrieran más estrés por la abundancia de lobos» porque «no tienen nada que ver con lo ocurrido» en estas dos letales agresiones caninas.

Arancha, una joven de 27 años, daba un paseo por el camino que une las localidades zamoranas de Roales del Pan y La Hiniesta el pasado lunes 23 de octubre cuando fue atacada por una jauría de cinco perros pastores, tres mastines y dos cachorros de carea, que le dieron hasta 100 mordiscos que terminaron con su vida. Estos cinco canes eran utilizados para el pastoreo por un pastor de la zona que no se encontraba custodiando a su rebaño de ovejas ni a sus perros en el momento del letal ataque contra Arancha, que hablaba con su madre por teléfono mientras los canes se acercaban. «Mamá, que viene los perros», le dijo Arancha a su madre antes de perder la vida en el ataque de estos cinco perros pastores.

Doval lamenta estos «dos sucesos trágicos y lamentables, especialmente el que se produjo en Zamora» ya que considera «particularmente extraño» el ataque a Arancha. Doval se reafirma en que el motivo es una crianza que promovía la agresividad de estos cinco canes ya que «tanto el mastín español como otras razas que se dedican al pastoreo nunca son agresivos con las personas si se les educa adecuadamente». «Salvo muy pocas excepciones, ningún perro se cría o es seleccionado para ser agresivos con el ser humano, pero con los perros de pastoreo esto se cuida mucho más».

Un día después de que Arancha fuese mortalmente atacada por esta jauría de perros de pastoreo en Zamora, Josefa Bravo, una anciana de 96 años, acudió por la tarde a dar de comer a sus gatos, en El Paraje, una pedanía en la localidad murciana de Alguazas. Allí ella también sufrió el ataque de dos perros, ambos un cruce de American Staffordshire Terrier y American Bully, que la mordieron en varias partes del cuerpo y la desgarraron uno de sus brazos.

La agresividad de los perros impidió a los sanitarios desplazados al lugar atender a la anciana ya que siguieron atacándola durante 20 minutos hasta que llegaron los propietarios de los animales, un hombre 24 años y una mujer de 25, que lograron que los dos canes se calmasen. Josefa murió cuatro días después, el sábado 28 de octubre, en el Hospital Morales Meseguer a causa de las heridas provocados por los dos canes. Pese a ser obligatorio, estos dos perros no tenían microchip.

Aunque no existían denuncias por ataques previos de los perros que mataron a Arancha, en el año 2016 se interpusieron dos denuncias contra el ganadero de Zamora por incidentes con otros perros suyos. «Todo lo que se podía hacer mal se hizo mal en ambos casos y, por desgracia, las consecuencias son terribles», lamenta Doval. El ganadero de Zamora y los dos propietarios de los dos perros de la agresión en Murcia se pueden enfrentar a una acusación por homicidio imprudente, regulado por el artículo 142 del Código Penal y castigado con entre 1 y 4 años de cárcel, además de posibles penas accesorias.

El presidente de la Real Sociedad Canina de España considera «inaudito que a día de hoy la mayoría de perros en España estén sin identificar a pesar de que lleva años siendo obligatorio el microchip». Doval estima que «menos del 20% tienen el chip en base a los datos de la Fundación Affinity». Para cambiar esta situación, «sin exigirles que sean agentes de policía, los veterinarios deberían estar obligados a poner en conocimiento de las autoridades si les llega un perro que no esté identificado con microchip».

Desde esta asociación que vela por el bienestar de los perros desde 1911, se llama a «la crianza responsable» y se denuncian «las granjas de patio trasero que solo buscan el beneficio económico sin respetar la adecuada crianza de los cachorros ni la salud de las madres». Doval explica que «afortunadamente son hechos que ocurren de forma aislada porque con la cantidad de perros que hay en España, que son en torno a 9 millones aunque no hay una estadística oficial muy clara, los incidentes violentos de este tipo son muy pocos».