Parejas
"Los novios de España son los peores del mundo": la controvertida opinión de un 'tiktoker' conservador
Uno de sus vídeos, con más de un millón y medio de reproducciones, ha levantado un debate en redes sobre los roles en la pareja
A día de hoy, van surgiendo 'nuevos' modelos de organización familiar (aunque de novedosos no tengan nada) que dicen cuestionar y venir a mejorar la sabiduría de todas las generaciones que les precedieron. Realmente no hay tantas personas que lo estén experimentando, pero al ser voces supuestamente 'discordantes', se destacan más por encima del resto: relaciones abiertas, parejas poliamorosas, anarquía relacional, etcétera.
Después de varios años como corriente casi indiscutida desde principios de la década de 2010, el posmodernismo que abogaba por la destrucción de las 'estructuras' se ha encontrado con su imagen especular, que le está ganando terreno: el conservadurismo sin un verdadero arraigo. Cada vez más jóvenes buscan refugio ante una falta de solidez en reinterpretaciones de modelos pasados que ya quedaron en el olvido por el propio avance de los tiempos.
Hay que prestar mucha atención a los detalles porque pueden llevar a confusión: estos nuevos jóvenes ultra conservadores han comprado la visión deformada del mundo con la que se expresa el posmodernismo 'revolucionario', y para contrarrestarlo miran a un pasado irrecuperable. La realidad, sin embargo, siempre es mucho más templada y sobria a la que los exaltados tratan de pintar. Como dice la expresión popular, 'mucho ruido y pocas nueces'.
Es decir, que a la mayoría de la población esta clase de debates le traen sin cuidado, y aunque son muy sonoros, los modelos de familia sí van cambiando, pero mucho más paulatinamente de lo que los propagadores de 'la caída de las tiranías' quieren creer. La media de los ciudadanos están en un punto intermedio y, aunque se puedan plantear algunos conceptos, no están imbuidos de esa desesperación sobre el fin del mundo tal y como lo conocemos. El catastrofismo es propio de quien vive ensimismado, es decir, abstraído y enamorado de sus propias ideas.
La capacidad de escapar de la realidad está hoy en día más presente que nunca, y se practica mucho aquella "cursilería escapista" de la que hablaba Umbral ya en los 80 para referirse a los relatos que se monta cada cual para no enfrentar la realidad tal y como es. Después de más de una década donde el relato mayoritario abogaba por una economía del tiempo sumamente cortoplacista (destrucción del modelo tradicional de familia, la no importancia del ahorro, un culto al despilfarro...), ahora están surgiendo contestaciones igual de alejadas de la realidad, pero que abogan por lo contrario).
Un 'tiktoker' asegura que "los novios de España son los peores del mundo"
Si algo impera ahora mismo con las redes sociales es la impostura, que implica un posicionamiento extremista y sin casi reflexión sobre unos valores sociales que, sean los que sean, se conciben más por su rentabilidad a la hora de explotarlos que por una verdadera creencia en ellos. Hacer generalizaciones, ya sea sobre 'estructuras de poder opresoras' o sobre 'las mujeres son de X tipo' es algo que se ve cada vez más gracias a la capacidad de difusión de las plataformas online. Sin embargo, la acción humana no es tan predecible ni tan acotada como defienden algunos 'gurús de las relaciones' que surgen desde cualquier ideología.
En un mundo convulso y cambiante, lo más fácil siempre es huir hacia el futuro o refugiarse en el pasado, pero lo complicado es saber actuar en el presente inestable, en la realidad. Aunque bien es cierto que los divorcios en España están aumentando preocupantemente (más de 76.000 solo en 2023), según el INE) y que las parejas cada vez tienen menos hijos, la solución a un problema de índole tan compleja jamás puede ser explicado a través de visiones simplistas como el catastrofismo, sea el 'revolucionario' o el 'reaccionario'.
La mayoría de parejas en España siguen manteniendo una relación 'cerrada', aunque es cierto que hay muchos factores que están provocando que cada vez duren menos o un mayor número acaben en separaciones. Desde un sector de la juventud que no vivió otros modelos anteriores de parejas, cuando en España aún no estaba casi incorporada la mujer al mercado laboral, abogan por la vuelta a otros sistemas de organización de la familia más antiguos como rección a los intentos del posmodernismo de derribar estructuras (aunque estas puedan ser muy útiles).
Javier Morant (@morantttttt) es un 'influencer' que dedica gran parte de sus contenidos a promover dinámicas en las relaciones de pareja 'a la antigua'. Así, en un vídeo reciente se refería a los novios españoles como "los peores novios del mundo" porque, en su opinión, debido a temas políticos no son tan "caballerosos" como en otros países.
Con 'caballerosidad' el creador de contenido se refiere, como explica más adelante, a la capacidad de "proveer y proteger" a la otra parte de la pareja dentro de una relación. Además, también llegaba a afirmar que "en cualquier país del mundo, la mujer simplemente disfruta". Esta visión surge de una interpretación sesgada de lo que significan los roles tradicionales en las relaciones. Ese papel de 'disfrutar sin proteger' se desprende de una visión alterada de cómo funcionaban las parejas hace muchas décadas.
Desde los últimos 40 o 50 años, las mujeres de todo el mundo (y especialmente en España) han luchado por poder incorporarse al trabajo porque, aunque ser objeto de 'protección y provisión' pudiera parecer algo cómodo, como parece querer creer esta nueva ola reaccionaria, también implica una falta total de independencia. Es cierto que las luchas feministas actuales se han alejado por completo de estas reivindicaciones ya conseguidas, pero son estas y no otras la base real para garantizar la igualdad de cada individuo sin importar su sexo.
Una vez que cada persona ha alcanzado la capacidad para decidir por sí misma en libertad, es indiferente si elige por su propia voluntad ajustarse o no a ciertas formas o roles de pareja, dado que son decisiones completamente personales y que deben ser discutidas dentro de la relación únicamente. Lo más común en la actualidad es compartir responsabilidades tanto en las tareas del hogar como en la generación de ingresos, aunque es algo que depende de la voluntad y el acuerdo de cada pareja, y si se quieren establecer otras normas, afortunadamente son libres de elegirlo así.
Igualmente, querer ser un hombre 'a la antigua' (única fuente de ingresos familiar) es más complicado de cumplir hoy en día, debido a la diversificación del mercado y a las condiciones laborales. A algunas personas les puede sonar como una opción atractiva, pero implica también una enorme carga emocional y muchos sacrificios que no todo el mundo está dispuesto a asumir. Igualmente, es una decisión personal y libre, y nadie tiene derecho a intervenir en ello. Las nuevas olas que miran al pasado con nostalgia olvidan, sin embargo, los aspectos negativos o contrapartidas de los roles que defienden.
Efectivamente por relatos políticos, existe actualmente mucha agitación en torno a los modelos de relaciones. Ante los problemas reales que enfrenta nuestra sociedad occidental, destacan voces que abogan por soluciones simplistas que resultan poco prácticas. El pragmatismo, a fuerza de utilidad, se acaba imponiendo: cada vez resulta más complicado para una familia vivir con un solo sueldo, por lo que acaban haciendo de todo las dos partes. Aunque, desgraciadamente, el índice de natalidad va en descenso, y será uno de los mayores retos a enfrentar, desde perspectivas realistas, durante la próxima década.