Opinión
La máquina del tiempo
“El que resiste, gana”
Este fin de semana pasado la RAE se vistió de gala para recibir a un nuevo miembro, la escritora Clara Sánchez, amadrinada por tres primeras espadas de la autoridad intelectual: Carme Riera, Soledad Puértolas y Paloma Díaz-Más. La nueva académica habló en su discurso de ingreso sobre "la necesidad que los humanos tenemos de comprender y manipular el tiempo" y lo poco frecuente que es la ciencia ficción en la literatura clásica en español. Aludió a Cervantes y su frase "confía en el tiempo, que suele dar dulces salidas a muchas amargas dificultades", un principio que debemos aplicarnos en nuestro día a día; también a mi recordado Adolfo Bioy Casares y su obra de literatura fantástica “La invención de Morel”, que habrá que repasar pues se publicó en 1940 aunque lo clásico sigue siempre de actualidad, ya que el escritor argentino desarrolla en ella el conflicto entre lo real y lo virtual, un verdadero visionario de lo que se nos plantea en el momento que vivimos. Y, finalmente, la alusión inevitable al discurso de C.J.C. en 1987 en los Premios Príncipe de Asturias, cuando aseguró a don Felipe, hoy Rey de España, “no es el mismo el minuto del enamorado que el del condenado a muerte”, y la tan repetida frase, hoy más vigente que nunca y muy aplicable al actual jefe de gobierno “el que resiste, gana”. Reflexiones y alusiones, en fin, para recapacitar, asimilar y adaptar a nuestro día a día, porque es muy cierto que pensamos más en el tiempo atmosférico, que no vamos a negar que es importante para nuestra subsistencia ya que preocupan los cambios que se producen en las temperaturas y su repercusión en nuestra supervivencia. Pero el tiempo cronológico hemos de considerarlo de igual manera, ya que es uno y determinado, y la duración que se nos da a cada humano es más corta o más larga, no lo sabemos, por eso hemos de aprovecharlo y exprimirlo para que nada se quede pendiente en nuestra agenda, nada nos reste por aprender ni nada por rematar. La ficción es una parte de la realidad de la vida, sí, pero pisar suelo firme y mantener la cabeza en su sitio es lo que nos toca.
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