
Alimentación
Legitimado el uso de los «taperware» en los bares
La Ley de Desperdicio Alimentario intenta aprovechar los alimentos al máximo aunque hay críticas por las sanciones

El pleno del Congreso dio hoy luz verde definitiva a la Ley de Desperdicio Alimentario tras el debate de las enmiendas introducidas por la Cámara Alta. La norma promueve la donación de alimentos sobrantes en el sector de la distribución, obliga a los establecimientos de más de 1.300 metros cuadrados a suscribir convenios de colaboración con ONG para esta donación y contempla sanciones por incumplimiento.
La nueva norma establece una jerarquía de prioridades para el destino de los alimentos que inevitablemente se conviertan en desperdicio alimentario, siendo la prioridad máxima el consumo humano, a través de la donación o redistribución de los alimentos.
En el segundo orden de prioridades se contempla la transformación de los alimentos que no se hayan vendido pero que mantengan condiciones óptimas de consumo, que se transformarán en otros productos, como zumos o mermeladas. Cuando los alimentos ya no sean aptos para el consumo humano, la preferencia de uso será, por este orden, la alimentación animal y fabricación de piensos; el uso como subproductos en otra industria y, ya como residuos, la obtención de compost o biocombustibles.
En cuanto a bares y restaurantes, tendrán la obligación de facilitar al consumidor que pueda llevarse los alimentos que no haya consumido sin coste adicional alguno en envases reutilizables o fácilmente reciclables y se enfrentarán a sanciones de no hacerlo.
El proyecto de ley establece una serie de medidas de buenas prácticas para evitar el desperdicio. Por ejemplo, contempla que los establecimientos comerciales dispongan de líneas de venta de productos considerados «feos, imperfectos o poco estéticos», o promover el consumo de productos de temporada, de proximidad o ecológicos. Además, la norma anima a incentivar la venta de productos con la fecha de consumo preferente o de caducidad próxima, de acuerdo con la jerarquía de prioridades de uso.
La Asociación Española de Distribuidores, Autoservicios y Supermercados (Asedas) se mostró a favor del enfoque de la ley pero criticó su régimen sancionador.
El director general de la patronal, Ignacio García Magarzo, señaló a Efe que les parece «correcto» el enfoque basado en los planes para la reducción del desperdicio, que «consagrará la que hacen las empresas». Y recordó que la distribución alimentaria es el sector en el que menos se desperdicia, a diferencia de los hogares, donde más alimentos se tiran a la basura. «No nos gusta el régimen sancionador porque es bastante duro y desenfoca el origen del problema ya que no hay ninguna medida respecto a los hogares», explicó. Y manisfestó su temor a que las comunidades autónomas regulen de manera diferente.
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