Investigación Médica
La eterna juventud es posible: Éste es el médico que ha descubierto cómo
La proteína DGCR8 revierte el deterioro celular, desde los cartílagos hasta la piel. en animales ya se ha probado y ahora comienzan los ensayos clínicos en humanos. hablamos con el médico que ha dado con la fórmula secreta «antiaging».
La proteína DGCR8 revierte el deterioro celular, desde los cartílagos hasta la piel. en animales ya se ha probado y ahora comienzan los ensayos clínicos en humanos. hablamos con el médico que ha dado con la fórmula secreta «antiaging».
Morirme joven lo más tarde posible». Esta es la premisa con la que vive el doctor Pedro Guillén. Ha cumplido 80 años, pero para él esa medida de tiempo no sirve. «Si me jubilara, es como si quemaran una biblioteca llena de libros. ¿Qué pensaría de eso?». Es una reflexión que tiene muy asentada. «No se puede perder el talento porque se alcancen los 65». Para este reconocido traumatólogo –ha tratado a deportistas de alto nivel, desde Butrageño a Fernando Torres o Jesús Carballo–, la clave está en mejorar la vida ósea, principalmente, de los pacientes que acuden a su consulta, en la Clínica Cemtro de Madrid. «¿Sabes que la artrosis es la primera causa de incapacidad permanente?» Es uno de los síntomas del envejecimiento más evidente y, por eso, Guillén no ha dudado en centrarse en él, en buscar cómo intentar detener la senescencia de nuestros cartílagos. Como explica, su intención es que «las células deterioradas de tu abuela se vuelvan más jóvenes». «Queremos volver atrás, hacer retroceder el reloj». ¿Sencillo? No. ¿Imposible? Él ha demostrado que tampoco. Ha dado con una proteína, llamada DGCR8, capaz de revertir el deterioro celular.
Para explicar cómo encontró una proteína capaz de revertir los efectos del paso de los años, Guillén se remonta a 1996, cuando decidió que para mejorar la calidad de vida de sus pacientes no solo bastaba con operarlos bien, sino que tenía que innovar, que encontrar nuevas fórmulas para curar los cartílagos dañados, deteriorados o rotos que llegaban a su consulta. Y así fue como inició su propia unidad especializada en multiplicar las células del cartílago del enfermo. En apenas seis semanas conseguía la cantidad necesaria para, a través de una inyección, recuperar el área dañada. «Inyectamos unos 20 millones», dice. Una técnica que pronto demostró ser muy efectiva. «El cartílago es un tejido inmunoprivilegiado. No existe el rechazo», explica. Lo que ha conseguido es hacer una réplica del tejido original, por lo que el paciente acepta mucho antes el procedimiento y, por supuesto, no debe preocuparse por un posible resistencia.
Modificación genética
Poco a poco ha ido perfeccionando su técnica –ha realizado más de 400 intervenciones– y con el avance de la ciencia ha ido traspasando fronteras hasta involucrarse en la terapia génica de la mano de otro de los investigadores españoles más reputados, Juan Carlos Izpisúa, que centra su trabajo en el retraso del envejecimiento a través de la modificación de los genes implicados en este deterioro. El investigador explica a LA RAZÓN que «ya se han creado las herramientas para arreglar los genes que nos permitirán vivir más años con mejor calidad de vida». Sin duda, tanto el traumatólogo como este biólogo trabajan en una misma dirección. Y eso es lo que les unió y les ha llevado a dar con varias moléculas capaces de regenerar el cartílago. Sin embargo, la última, la DGCR8, como han expuesto en la prestigiosa revista «Nature», se puede ampliar a muchas otras enfermedades derivadas del paso del tiempo, como puede ser el deterioro de la piel.
Pero, ¿qué es la DGCR8? Lo que han demostrado desde la Fundación Pedro Guillén y el Salt Institute de La Jolla (California EE UU), donde trabaja Izpisúa, es que son capaces de revertir el daño que causa el paso de los años en la heterocromatina –responsable de la supervivencia celular, es decir, de que nuestro ADN se siga transmitiendo sin errores derivados del paso del tiempo–. «Con los años, la calidad de esta proteína se reduce, aunque en los jóvenes esto no ocurre. La DGCR8 evita la vejez, es capaz de detener los trastornos metabólicos que producen el deterioro», subraya Guillén. Son los primero en identificarla, en demostrar en ratones que, inyectando esta proteína, el animal al que le faltaba el menisco y los ligamentos era capaz de regenerarlos en apenas tres semanas. «Sus células se volvieron jóvenes y funcionales», insiste. Para poder introducir esta terapia en las células, los investigadores utilizan un virus atenuado –el adenovirus, responsable de resfriados o conjuntivitis–, porque si no «es imposible entrar en la células, ya que se protege como un tanque». Una vez dentro, lo que hace la DGCR8 es reorganizarla para detener el proceso de ancianidad. Un vez demostrado, «ahora queremos probarlo en humanos y ya estamos iniciando los trámites para que se nos permita hacer un ensayo clínico».
«Estoy segura que su abuela, o la suya (señala al fotógrafo), querrían participar porque es como si le diéramos las células de su nieto. Hasta a mí me gustaría...», relata Guillén con una sonrisa. Reconoce que tiene una amplia lista de pacientes que están esperando a que se abra el ensayo para participar en él. ¿Quién no quiere dar portazo a la vejez? No tardamos en comprobarlo. Solo hay que subirse en un ascensor con el prestigioso traumatólogo y que entre un paciente con una lesión de rodilla. «¿Cómo va?», se interesa el doctor. «Mejor, gracias». El enfermo nos oye hablar de los futuros ensayos. «¡Oiga, doctor! Cuente conmigo para cualquier nueva técnica, puede probar lo que quiera», dice convencido. Guillén le responde con una amplia sonrisa. «¿Ve?», señala a esta redactora arqueando las cejas.
Pero a Guillén no le gusta hablar de cómo la proteína que ha localizado junto a su equipo y al de Izpisúa puede cambiar el futuro del tratamiento de las enfermedades. Es cauto. «Sé que el hallazgo puede ser clave en la lucha contra en el envejecimiento en general, con el cáncer, contra el deterioro de la piel y otras muchas enfermedades relacionadas con la edad, pero desconozco su abordaje», dice de manera humilde.
El talismán de las 2.000 pts
Él sabe cómo rejuvenecer un cartílago, cómo robarle años al paso del tiempo, pero para estas otras dolencias se apoya en los estudios de Izpisúa, que trabaja en un campo mucho más amplio. Pero, sin duda, sabe que su labor es clave para detener el deterioro celular que termina matando. Tanto es así que «en Francia han creado una Academia del Envejecimiento y me han pedido que forme parte de ella», explica orgulloso.
Mientras se fragua este elixir del que tantos guiones de ficción se han escrito, Guillén se prepara para su siguiente operación. «¡Buenos días, jefe!», «¿Cómo está, jefe?», dicen los miembros de su equipo. En el quirófano todos le esperan. Él se pone su bata y cuenta una última anécdota: «¿Sabes qué es esto?», pregunta mientras saca un montón de tarjetas y, entre ellas, un billete de 2.000 pesetas. «Me lo dio mi madre el primer día de trabajo y, por muchas batas que me haya cambiado siempre lo he llevado conmigo y nunca, nadie, me lo ha robado. Es un talismán». ¿El que le llevará a encontrar cómo detener el tiempo?
Cómo cuidar la piel tras el verano
Realice una limpieza facial para eliminar la acumulación de células muertas.
Hidratación con mesoterapia facial con un coctel de vitaminas y hialurónico.
Utilice cremas que contengan retinol y vitamina C.
Aplique mascarillas faciales hidratantes dos veces por semana.
Realice un exfoliante corporal tipo «scrub».
A nivel corporal, aplique cremas con manteca de karité.
Aumente el consumo de agua o líquidos.
Aporte vitaminas y antioxidante en una dieta abundante en frutas y verduras
Si nota manchas post exposición, acuda a un experto para que las elimine con láser.
Cuide sus talones con una lima a diario y aplique una capa generosa de vaselina.
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