Comercio fraudulento

Detenidas tres personas que suministraban productos falsificados a tiendas y "manteros"

Habían cambiado el sistema de reparto y utilizaban empresas de paquetería con nombres de receptores falsos

Algunos de los productos requisados por la Policía
Algunos de los productos requisados por la PolicíaPolicía Nacional

Agentes de la Policía Nacional en Palma han detenido a tres personas, dos hombres y una mujer, como presuntos

autores de un delito contra la propiedad industrial, por distribuir grandes cantidades de productos a comercios y “manteros”. Se han intervenido más de dos toneladas de material remitidos a través de una empresa de paquetería.

En una primera fase, las actuaciones se dirigieron contra comerciantes que adquirían directamente los productos para su venta en sus locales. En esta segunda fase los investigadores han logrado subir un peldaño en la estructura de distribución de material pirata deteniendo a tres grandes distribuidores de productos falsos.

Se trata de productor de marcas de lujo, como bolsos, zapatos o gafas de sol entre otros, como de prendas de moda, equipamientos deportivos en este año de Eurocopa y Juegos Olímpicos. Los vendedores finales obtienen unos réditos muy modestos de su actividad y están expuestos a ser detenidos por las fuerzas de seguridad tanto en la calle como en sus comercios. Los grandes beneficiarios de este mercado negro son los intermediarios, importadores que abastecen a numerosos vendedores finales.

Tradicionalmente estos intermediarios disponían de almacenes clandestinos donde acudían “manteros” y comerciantes a abastecerse. Esta nueva investigación policial viene a demostrar una creciente sofisticación por parte de estas organizaciones de redistribución de productos falsificados, pues ahora aprovechan los bajos costes y la agilidad

de los servicios de paquetería para evitar tener que disponer de grandes espacios de almacenamiento.

El nuevo método consiste en adquirir a un gran importador a nivel europeo los distintos tipos de productos que precisan para abastecer a los vendedores finales mediante pequeños encargos que les llegan por empresas de paquetería y que despachan de manera inmediata a sus clientes. No solo reducen sus costes, pues les evita tener que sostener esos

almacenes, sino que dificulta enormemente la actuación policial: las grandes operaciones de los últimos años contra el peldaño superior de este mercando negro se centraron en localizar esos almacenes, registrarlos y detener a sus responsables.

Con esta nueva logística, los investigadores se ven obligados a rastrear, entre la inmensa masa de paquetes que llegan a diario a Mallorca, los que contienen material pirata. Para dificultar más si cabe la acción de la Justicia, los detenidos en esta

segunda fase han utilizado numerosas identidades, algunas de ellas falsas y otras correspondientes a menores de edad. También han solicitado la entrega de los productos en varias direcciones distintas, repartiendo la recogida del material entre distintas localizaciones en varios términos municipales. De esa manera dificultan vincular los numerosos paquetes que

recibe y distribuye cada uno de estos grupos delictivos solamente por los datos de reparto.

A pesar de estos obstáculos, los investigadores han logrado acreditar que la primera detenida en esta fase de la operación actuaba de manera conjunta con una arrestada de la fase anterior, ambas de origen africano, para recoger

paquetes remitidos a cuatro receptores distintos en otras tantas localizaciones repartidas entre Santanyí y Palma, para luego revender esos productos a “manteros”.

A su vez los otros dos detenidos, de origen indostaní, utilizaron varias identidades de personas residentes en su país de origen, que nunca estuvieron en Mallorca. Simulaban ser los representantes de esas personas, recogían los paquetes en distintos “service points” (comercios tales como librerías o “minimarkets”, que ofrecen a sus clientes la recogida de

paquetería como servicio auxiliar) en diversas localizaciones que iban desde S’Arenal hasta Can Picafort. Luego se desplazaban en vehículos alquilados de alta gama, que iban rotando para dificultar su identificación, a los

numerosos comercios a los que proveían de material.