Los penales españoles están llenos de asesinos, traficantes de drogas, violadores pero sobre todo ladrones. Este es el principal delito que cometieron los 59.400 reclusos.

Sentencias como que delinquir o matar «sale gratis en España»; que «tenemos una justicia muy blanda» o que el buen comportamiento de los reclusos deja a los asesinos en la calle en poco años suelen repetirse cada vez que un asesinato mediático ocupa las páginas de los periódicos y abre los telediarios.

Y es que, en nuestro país, existen gran cantidad de juicios o casos que despiertan el interés de la opinión pública, ya sea porque no hay pruebas suficientes para resolverlos o porque el espectador o lector empatiza con la víctima. El caso de la niña Mari Luz, Bretón o el de la joven Asunta son algunos de los más mediáticos de los últimos años. Sin embargo, si comparamos el índice de criminalidad español con el de nuestro entorno más próximo, vemos que la tasa de homicidios es la segunda más baja de la Unión Europea, con un 0,63% por cada 100.000 habitantes.

Solo Austria mejora nuestra nota, según datos del Ministerio del Interior para 2016. Pese a este bajo índice, aparece una realidad menos optimista: la duración de las penas. En ese aspecto, nos situamos muy por encima de la media europea. Más del 22% de las condenas supera los diez años o más frente al 13% europeo o el 10,9% en países como Reino Unido, según los datos el Informe anual del Consejo de Europa de Estadísticas Penitenciarias. Es más, la media de estancia en las cárceles españolas es de 21,9 meses, más del doble que los 9,8 meses que cumplen de media en los 47 países que han remitido sus estadísticas a este organismo. Este cuestionario permite también conocer el perfil de la población reclusa española.

Su edad media en España es de 39 años, ligeramente superior a la europea (36,3). Un 7,6% son mujeres, también por encima de la tasa continental (5,5%). Los delitos más comunes por los que fueron condenados son el robo y el tráfico de drogas, dos de los más habituales en el continente europeo. El cuidado de los internos, que incluye comida y condiciones dignas de vida dentro del penal, se sitúa en España en los 65,67 euros diarios, por encima de los 51 euros de media en Europa, pero muy lejos de los 344 euros que invierte Dinamarca.