Salud

¿Cómo combatir la desnutrición en mayores? Los 7 errores que solemos cometer en su alimentación

La desnutrición puede llegar a deteriorar la calidad de vida de las personas mayores. Te contamos cómo mantener una dieta saludable en los ancianos y qué alimentos debemos moderar

Imagen de una mujer mayor frente a una frutería junto a su carro de la compra.
Imagen de una mujer mayor frente a una frutería junto a su carro de la compra.Jesús G. FeriaLa Razon

La desnutrición representa un gran problema para las personas de edades más avanzadas. En recientes estudios se ha observado que esta afección es hasta tres veces más frecuente a partir de los 70 años. ¿Por qué? En ellos son más frecuentes los problemas de masticación, de deglución, la depresión y la soledad, entre otros factores relacionados con el envejecimiento.

Según la doctora Nieves Fernández Letamendi, especialista en Geriatría del Hospital Quirónsalud Zaragoza, la nutrición y la actividad física representan las dosprincipales armas para envejecer de una forma más saludable.

“La desnutrición puede llegar a deteriorar la calidad de vida de las personas mayores, y además se relaciona con el aumento de ciertos problemas, como el aumento del riesgo de mortalidad, una mayor tasa de infección, más posibilidades de sufrir caídas y fracturas, el descenso de masa muscular, más dificultad para la cicatrización de heridas o el empeoramiento de enfermedades crónicas y agudas”, alerta.

El poder de la dieta mediterránea

Por todo ello, la doctora Letamendi ve fundamental detectar a tiempo esta carencia de nutrientes en los más mayores y también motivar su prevención. Defiende en este sentido que la dieta mediterránea puede servir de guía en estos casos, ya que incluye el consumo de frutas, de verduras, de frutos secos, de legumbres, así como el aceite de oliva y el pescado. “El aporte calórico debe ser el suficiente para que se pueda continuar con la actividad diaria, así como mantener el peso. Por lo tanto, debe haber un equilibrio entre el consumo energético y el gasto de calorías”, subraya la geriatra.

Resalta también que se deben incorporar las recomendaciones médicas necesarias para adaptar la alimentación a ciertas patologías como la diabetes, la hipertensión, la insuficiencia renal, los problemas para masticar y tragar, y con la toma de ciertos medicamentos: “No hay que olvidar que es importante revisar las pautas de medicación de forma periódica, especialmente en los mayores polimedicados, que pueden sufrir alteraciones del gusto y del olfato e incluso perder el apetito”.

Falsos mitos sobre la alimentación de los mayores

Con ello, la doctora Letamendi advierte sobre estos falsos mitos en relación con la dieta de los mayores:

1- Normalizar la falta de apetito en los mayores. Se trata de un síntoma de alerta y, por ello, no debe considerarse como algo normal de esa edad. Con frecuencia esta pérdida de apetito está originada por enfermedades orgánicas o psicoafectivas que, con la terapia adecuada, pueden mejorar y, por tanto, prevenir consecuencias más graves. Así que, ante esta señal, lo mejor es acudir a la consulta médica.

2- Creer que los ancianos en situación de reposo o encamados no necesitan comer casi nada. Esto es un error, ya que, incluso en esas circunstancias, se sigue produciendo un consumo basal de energía. De hecho, esta cantidad de energía consumida puede aumentar debido a enfermedades, infecciones, quemaduras, etc.

3- Limitar la ingesta de líquidos en los mayores con cardiopatías o disfunciones del riñón. No es conveniente restringir el consumo de líquidos sin que existan indicaciones por parte de los especialistas. Lo cierto es que los líquidos solamente deben moderarse en casos de descompensación aguda y con la indicación del equipo de Geriatría. Durante la fase estable, se recomienda beber la cantidad de líquidos diaria recomendada para prevenir la falta de hidratación.

4- Pensar que la alimentación no influye en el estreñimiento. La dieta, además de la ingesta de líquidos y del ejercicio físico, tiene mucha influencia en el ritmo deposicional. Por eso, en caso de duda, es aconsejable acudir a la consulta de Geriatría, donde indicarán los cambios nutricionales que se pueden adoptar para aliviar el estreñimiento y la prescripción de laxantes en caso necesario. Además, hay que evitar tomar medicamentos por su cuenta porque pueden resultar perjudiciales para la salud.

5- Relacionar la desnutrición solamente con los ingresos bajos. Es un error, ya que se puede conseguir una dieta más equilibrada sin un alto coste. Lo que sí se observa es una relación entre el mayor consumo de bollería y de productos precocinados cuando no hay un cuidador o familiar que atienda la alimentación y ayude a comprar.

6- No consultar al médico en caso de anemia, un signo de alerta cuya causa se debe estudiar. Está tan extendida la falsa creencia de que la anemia surge en las personas mayores porque comen poco que, en ocasiones, se pospone la visita a la consulta por ese motivo.

7- Es muy importante mantener una adecuada salud bucodental en las personas mayores.

Alimentos prohibidos y otros consejos

La especialista de Quirónsalud Zaragoza remarca que, aunque los mayores con un buen estado de salud pueden digerir casi todos los alimentos, sí es cierto que pueden tolerar peor las comidas demasiado abundantes, los fritos, los asados, los guisos y las salsas, a causa del enlentecimiento fisiológico de la digestión, que es frecuente a edades más avanzadas.

“Recomendamos limitar el consumo de azúcar, alcohol, bebidas carbonatadas o con estimulantes, sal, especias y condimentos (máximo 6 gramos de sal al día) o embutidos (solamente se deben consumir un par de días a la semana)”, agrega la geriatra, al tiempo que resalta que si lo que queremos conseguir es un verdadero equilibrio dietético, en estos casos se debe combinar la alimentación saludable con la actividad física regular.

“Por eso, nosotros proponemos menos pastillas y más zapatillas. Siempre que sea posible, recomendamos dos paseos al día de media hora cada uno, con un ritmo que permita caminar sin fatigarse, pero que sea complicado mantener una conversación a esa intensidad”, agrega la doctora Fernández Letamendi.

Por otro lado, advierte de la suplementación en mayores, dado que cada vez son más los familiares que preguntan a los geriatras acerca del uso de la suplementación de preparados nutricionales, que se adquieren en la farmacia. Estos suplementos deben ser recomendados siempre tras una evaluación médica previa, para valorar si están indicados y cuáles, ya que en ocasiones pueden ser origen de hiperproteinemias que pueden empeorar la función renal, diarreas o suplir a la alimentación, saciando demasiado al paciente y sin aportar la misma carga proteico-calórica que la dieta normal, por lo que obtenemos el beneficio contrario al esperado.