Investigación
“La posibilidad de un tsunami en Canarias es real”
Científicos del CSIC documentan que estos fenómenos se han producido en el pasado y que las condiciones a día de hoy no han cambiado
Un equipo de investigación del CSIC especializado en reconstruir sucesos geológicos extremos causantes de grandes sucesos naturales ha documentado el proceso geológico en cascada que se produjo en la isla de Tenerife hace 170.000 años y que provocó un gran tsunami que afectó a prácticamente todas las Islas Canarias. Como consecuencia de ello, el tsunami llegó a tener una altura de unos 130 a 160 metros, con un grosores de más de 10 metros.
Según explica a “La Vanguardia” el vulcanólogo Joan Martí, director de Geociències Barcelona (CSIC), que ha capitanea el proyecto, no hay duda: “La posibilidad de un tsunami en Canarias es real”. Esta investigación se ha hecho pública en plena erupción del volcán de Cumbre Vieja, en la isla de La Palma y que ha arrasado ya más de medio millas de casas y cuya colada acaba de llegar al mar.
Martí indica en la entrevista que los fenómenos geológicos en cascada son “acontecimientos que tienen una gran afectación, se dieron en el pasado geológico y siguen una secuencia en el tiempo que hace que uno de estos fenómenos se dispare sobre otro, este sobre otro y así sucesivamente”.
El estudio incluye una simulación de lo que ocurriría si el proceso geológico provocara el hundimiento del Teide: Una gran ola de unos 150 metros en Tenerife, que bajaría a 100 en el resto de las islas y la onda expansiva llegaría hasta Estados Unidos.
Esto no significa que la erupción de La Palma pueda provocar un incidente de este tipo pero deja claro que las Islas Canarias tienen una formación geológica que no ha variado y que puede volver a producir los mismos fenómenos que ya se produjeron en el pasado, por lo que la posibilidad de que en el futuro se produzca un tsunami de estas características devastadoras es real.
Inventario de tsunamis
El pasado mes de mayo se realizó el primer inventario de tsunamis que han afectado a las costas canarias desde la época romana. Liderado por investigadoras del Instituto Geológico y Minero de España (IGME) del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), en colaboración con investigadoras de la Universidad de La Laguna y el Museo de Ciencias Naturales de Tenerife, ha permitido establecer varios modelos numéricos para calcular el tiempo que tarda en llegar un tsunami a la costa desde que se produce el terremoto que lo causa y la altura de ola. Esta información es clave para el desarrollo del Plan de Emergencias de Protección Civil de la Comunidad Autónoma de Canarias ante Maremotos, ya que el Plan Estatal incluye al archipiélago como una de las zonas de mayor peligrosidad, con alturas máximas de ola que podrían alcanzar los 8 metros.
El artículo, publicado en la revista “Geosciences”, indica que en la mayoría de ocasiones, la población no ha sido consciente de estos fenómenos a pesar de que los de 1755 y 1761 fueron de una gran magnitud porque la población vivía principalmente en la zona interior de las islas. Ahora, la situación sería bien distinta porque la mayor parte de los habitantes residen en las zonas costeras.
Una de las principales conclusiones de los investigadores es que la mayoría de estos tsunamis inventariados fueron provocados por terremotos con epicentro localizado al suroeste de la península ibérica, pero hay otros asociados a deslizamientos o desprendimientos de rocas litorales. El peor tsunami analizado en el estudio es el de 1755, a raíz del terremoto de Lisboa, que dañó gravemente las Salinas del Río en Lanzarote, que fueron abandonadas años después. Esto provocó daños en edificios y estructuras de todo el archipiélago y la población llegó a pensar que se trataba de un castigo divino porque se produjo el día de todos Los Santos.
Para Inés Galindo, jefa de la Unidad de Canarias del IGME-CSIC, “es fundamental conocer los riesgos a los que estamos expuestos sin crear alarma para poder reducir su impacto. Igual que nos ponemos el cinturón en el coche porque existe la probabilidad de que tengamos un accidente, en todas las zonas expuestas a tsunamis la población debería saber, por ejemplo, que si el mar se retira de repente podemos estar ante un tsunami y tenemos que dirigirnos hacia una zona elevada”.
“El pasado es la clave del futuro. Para poder reducir el impacto de un riesgo geológico es básico conocer cómo ha sido en el pasado. Debemos estudiar cada cuánto ocurren, cuál es su magnitud, cómo se originan, etc. Algunos de los tsunamis ya estaban incluidos en los catálogos internacionales, otros estaban en estos listados, pero no se habían hallado evidencias de que habían llegado a Canarias, o simplemente no se conocían”, añade.
La falla de Averroes, un foco de formación de tsunamis
Por otra parte, el pasado mes de agosto investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) desvelaron que que las fallas de salto en dirección tienen más potencial para generar tsunamis costeros de lo que se creía hasta ahora. El trabajo, publicado en la revista “Scientific Reports”, analiza la falla activa de salto en dirección de Averroes, situada en el Mar de Alborán, y desvela las zonas costeras próximas que podrían verse afectadas por la llegada de olas de tsunami, así como la magnitud que podría alcanzar la inundación.
“Estas olas gigantes pueden representar una amenaza para las poblaciones costeras, dañar infraestructuras marinas y terrestres, y provocar una crisis económica y medioambiental. Estos resultados resultarán vitales para mejorar las medidas de planificación encaminadas a la mitigación del impacto de un posible tsunami”, explica el investigador del CSIC Ferran Estrada, del Instituto de Ciencias del Mar (ICM-CSIC).
Los tsunamis se desencadenan por desplazamientos súbitos del fondo marino y, por lo general, se originan por la actividad sísmica de las fallas normales e inversas. Sin embargo, las fallas de salto en dirección, que separan bloques que se desplazan lateralmente, se suelen descartar como agentes desencadenantes de tsunamis.
“La falla de Averroes presenta, en su extremo noroeste, un salto vertical de hasta 5,4 metros que habría generado un terremoto de magnitud 7. Hemos estudiado la actividad de la falla de los últimos 124.000 años y, según registros históricos, el último terremoto generado por esta fractura pudo haber sido en el año 365 de nuestra era”, añade Estrada.
Gracias a un modelo matemático de la deformación del suelo marino, el equipo de investigadores ha calculado el comportamiento de las masas de agua del Mar de Alborán en caso de un nuevo episodio sísmico en la falla. Según esta simulación de escenarios posibles, las olas de tsunami se propagarían en dos ramales principales y alcanzarían e inundarían sectores densamente poblados de la costa sur de España y del norte de Marruecos. Estas olas podrían alcanzar los seis metros de altura y tardarían en llegar a la costa entre 21 y 35 minutos.
“Son episodios demasiado rápidos para que los sistemas de alerta temprana actuales funcionen con éxito. Estos hallazgos indican que el potencial para generar tsunamis de las fallas de salto en dirección debe tenerse en cuenta para la reevaluación de los sistemas de alerta temprana de tsunamis”, concluye el investigador del ICM-CSIC.
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