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Oncología
A principios de la década de los 70, se suponía que la mayoría de los tumores eran causados por virus, por lo que un gran parte de la investigación en cáncer giraba alrededor de los virus tumorales. Esta suposición, eventualmente se desechó y hoy se calcula que entre un 10-15% de los cánceres son provocados por virus. Sin embargo, la investigación en este sentido resultó ser decisiva para conocer la etiología de la enfermedad.
Y es que se estima que uno de cada seis tumores en el mundo se encuentra asociado de manera probable o probada a una infección. El protagonismo de los virus como agentes etiológicos del cáncer está condicionado por su prevalencia, por sus métodos de detección y por la estimación del riesgo atribuible en poblaciones expuestas.
De todo ello se habla en el documento de opinión impulsado por la Fundación de Ciencias de la Salud, “Visión general de las relaciones virus y cáncer” liderado por Emilio Bouza, patrono de esta fundación, donde se recoge un análisis de la relación virus-cáncer, tratando de obtener respuestas a una serie de preguntas sencillas de la mano de expertos en distintos aspectos del problema. En él se incluyen las conclusiones de expertos en la materia, -como oncólogos, gastroenterólogos, internistas, ginecólogos, especialistas en Enfermedades Infecciosas y VIH, microbiólogos, biólogos básicos-, representantes de asociaciones de pacientes y de los medios de comunicación y especialistas en Medicina Preventiva y ética.
En cuanto a los agentes virales más importantes en función de número de casos nuevos de cáncer diagnosticados son el virus del papiloma humano (VPH), los de la hepatitis B y C y el Epstein-Barr. Un ejemplo, es el poder oncogénico indiscutible de los virus de la hepatitis B y C. Sin embargo, su papel relativo es difícil de precisar al unirse otros elementos oncogénicos independientes como la propia cirrosis, el hígado graso, el alcohol o el tabaco.
Existen grandes diferencias de incidencia en estos tumores según regiones geográficas y desarrollo socioeconómico. Desde un enfoque global, en una estimación a la baja, alrededor de un millón y medio de muertes por cáncer se podrían evitar cada año si se previnieran o se trataran las infecciones de base que propiciaron el desarrollo del tumor, (de ellas las dos terceras partes acontecidas en países poco desarrollados). Las vacunas y los programas de detección precoz podrían reducir drásticamente la incidencia de cáncer asociado a virus, como en el caso del HPV y los virus de las hepatitis B y C.
Por todo ello los expertos destacan que "las autoridades sanitarias deben actuar en este tema, fundamentalmente modificando la prevención de los factores de riesgo y llevando a cabo estrategias preventivas". Los factores de riesgo de más inmediata intervención son la disminución de las infecciones genitales por VPH en las que entre otros medios, es posible intervenir con vacunas y la vacunación y tratamiento de infecciones por virus de las hepatitis.
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