Salud mental
¿Son los niños concebidos por gestación subrogada menos felices? Cambridge responde con datos
El estudio sugiere que las madres sin relación genética con los hijos tienen peor relación con ellos que las que recurren a donantes de esperma
En medio del debate sobre la moralidad de la gestación subrogada suscitado en España, y enardecido tras el nacimiento mediante esta técnica (ilegal en nuestro país) de la nieta de la popular presentadora de televisión Ana Obregón, ayer se publicó un nuevo estudio científico sobre el tema. En especial, sobre la estabilidad emocional de las familias creadas a través de la reproducción asistida con intervención de terceras personas. Han sido muchas las voces críticas que, tras saltar la noticia, han puesto el foco en el bienestar psicológico de los niños y niñas concebidos mediante este método. Así pues, ¿son igual de felices los infantes nacidos por gestación subrogada?
"Hoy hay tantas familias creadas por reproducción asistida que parece algo normal", pero hace 20 años, cuando arrancó el estudio, "se pensaba que tener un vínculo genético era muy importante y que sin él las relaciones no funcionarían bien", explica Susan Golombok, ex directora del Centro de Investigación Familiar de la Universidad de Cambridge y coordinadora del trabajo.
Pues bien, según los resultados de su investigación, publicada en la revista Developmental Psychology, los niños nacidos por reproducción asistida con intervención de terceros (incluyendo donación de gametos o gestación subrogada) tienen el mismo bienestar psicológico y relaciones familiares que los menores nacidos de forma natural, de acuerdo a este trabajo realizado durante 20 años. "Se adaptan bien y mantienen relaciones positivas con sus padres hasta la edad adulta", subraya Golombok.
Para el estudio, los investigadores siguieron a 65 familias con hijos nacidos mediante reproducción asistida desde la infancia hasta que los niños cumplieron 20 años. De ellas, 22 familias tenían con hijos nacidos por gestación subrogada, 17 por donación de óvulos y 26 por donación de esperma. Madres e hijos fueron entrevistados y rellenaron cuestionarios sobre sus relaciones. Sus respuestas se compararon con las de 52 familias de niños concebidos de forma natural durante el mismo periodo.
¿El resultado? "La ausencia de una conexión biológica [genética o gestacional] entre los niños y sus padres no interfiere en el desarrollo de relaciones positivas entre ellos ni en el bienestar psicológico del niño", afirma Golombok. Y añade que los nuevos hallazgos coinciden con evaluaciones anteriores que los investigadores realizaron a las edades de 1, 2, 3, 7, 10 y 14 años.
"Yo nací diferente, lo entiendo"
No obstante, el estudio sugiere que quizá sea mejor hablar cuanto antes de los orígenes biológicos de los hijos. Así, informar a los niños nacidos mediante tecnología de reproducción asistida cómo nacieron cuando son más pequeños y antes de ir al colegio, puede ser beneficioso para su bienestar. El estudio concluyó que la mayoría de los padres que compartieron información sobre las circunstancias del nacimiento con sus hijos lo hicieron antes de los 4 años, y los niños se tomaron bien la noticia.
"La gente nace de formas distintas, y si yo nací un poco diferente, no pasa nada, lo entiendo", dijo uno de los participantes. Por su parte, un joven adulto nacido por donación de esperma lo expresó así: "Mi padre es mi padre, mi madre es mi madre, nunca he pensado realmente en que algo sea diferente, así que no me importa".
Los resultaros mostraron que las madres que empezaron a hablar a sus hijos de sus orígenes biológicos en la etapa preescolar tenían relaciones más positivas con ellos. También mostraban niveles más bajos de ansiedad y depresión. Y cuanto antes lo cuentan, mejor. Sólo el 7% de las madres que habían revelado esta información antes de los 7 años declararon tener problemas en las relaciones familiares, frente al 22% de las que lo hicieron después de que sus hijos cumplieran 7 años.
Lo mismo ocurrió con sus hijos. Los jóvenes adultos a los que se les comunicó su origen antes obtuvieron puntuaciones más altas en las mediciones de su percepción de los sentimientos de su madre hacia ellos, la comunicación y el bienestar psicológico. Mientras que el 12,5% de los niños a los que se les contó su origen antes de los 7 años tuvieron problemas en el cuestionario de relaciones familiares, el 50% de los adultos jóvenes a los que se les contó su origen antes de los 7 años tuvieron problemas en el cuestionario de relaciones familiares.
Las madres sin relación genética con su hijo sí tenían peor relación
El estudio observó algunos matices entre los métodos de reproducción asistida utilizados. Por ejemplo, las madres que recurrieron a un donante de óvulos declararon tener una relación menos positiva con su hijo que las que recurrieron a un donante de esperma. No se sabe exactamente por qué ocurre esto, pero el trabajo sugiere que las madres podrían sentirse inseguras por la ausencia de una conexión genética con su hijo. Sus hijos no sentían lo mismo sobre la calidad de la relación.
Además, los autores del estudio señalaron que los jóvenes concebidos por donación de esperma tenían peor comunicación familiar que los concebidos por donación de óvulos, posiblemente debido al "mayor secretismo en torno a la donación de esperma que a la de óvulos".
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