Día Mundial del Sida
Prueban que hijos sanos de madres con VIH tienen alterado el sistema inmune
Un estudio español demuestra que presentan más inflamación
A día de hoy y gracias la implementación de programas para prevenir la transmisión materno-fetal del VIH, se ha conseguido reducir el número de nuevas infecciones en la infancia. Pero frente a esta creciente y optimista realidad –que incluso ha hecho que en julio de 2022, la Organización Mundial de la Salud, en asociación con ONUsida y Unicef anunciara la Alianza Mundial para Acabar con el sida en Infancia al 2030– existe un elevado número de mujeres embarazadas que viven con el VIH y, actualmente, hay cada vez más niños expuestos al virus aunque no infectados (HEU), que se estima son un total de 15,9 millones en todo el mundo
En ese contexto, y teniendo en cuenta que varios estudios han demostrado disparidades en cuanto a que los niños expuestos al virus pero no infectados presentan un mayor riesgo de mortalidad, morbilidad, crecimiento deficiente y peores resultados de desarrollo neurológico que los no expuestos, hay muchas hipótesis de por qué esto se produce. Y, algunas de ellas son la exposición al VIH del feto en desarrollo, que el sistema inmunológico de la madre está influyendo en el desarrollo inmunológico, la toxicidad antirretroviral o un mecanismo ambiental o psicosocial.
Y eso es lo que ha demostrado un estudio presentado esta semana en el I Congreso del Centro de Investigación Biomédica en Red (Ciber), celebrado en Valencia, y que, atendiendo a esta necesidad de conocimiento, realizaron entre tres grupos del Ciber con hospitales mexicanos. «Esta investigación es uno de los estudios que estamos llevando a cabo para profundizar en lo que supone la exposición al VIH y a los fármacos antirretrovirales en el lactante que no se infecta por el VIH y también cómo la falta de control del virus en el paciente infectado condiciona un estado que altera la inmunidad y genera inflamación», cuenta Marisa Navarro, médico del Servicio de Pediatría del Hospital Gregorio Marañón y co coordinadora del estudio, junto a la investigadora, la viróloga África Holguín y el doctor José Avedaño, ambos del Hospital Ramón y Cajal.
«Lo que hemos mirado es si hay marcadores que indican inflamación y activación del sistema inmune, y que eso les condiciona, al estar más inflamados, a que padezcan las enfermedades con más sintomatología, y su sistema inmune, al estar disregulado, tiene una peor respuesta», continúa la experta.
Y ya tienen resultados de este estudio que están llevando a cabo con la colaboración de pediatras que participan en la Red Plantaids del programa Cyted, analizando niños reclutados en dos hospitales de Ciudad de México. El estudio lleva dos años en marcha entre tres grupos de Ciber con 100 niños de cinco años de edad. Para ello los clasificaron en cuatro grupos: 25 no expuestos, no infectados (HUU), 29 expuestos no infectados (HEU), 30 expuestos e infectados con carga viral indetectable (HEIundect) y 16 expuestos infectados con carga viral detectable (HEIdectVL).
Estos niños tienen más riesgo de morbilidad, crecimiento deficiente y muerte
Así, al igual que se sabe que la carga viral no controlada afecta a los niveles plasmáticos de marcadores inmunológicos en niños, este estudio proporciona nuevos conocimientos sobre los perfiles inmunológicos e inflamatorios de aquellos expuestos al virus.
Específicamente, los niños expuestos al VIH no infectados mostraron niveles más altos de citoquinas (IL-2/IL-8/IL-17A), puntos de control inmunológico, trombosis (P-Selectina) y factores de crecimiento (EFG y TGF-alfa), así como disminución de los marcadores inflamatorios (N-GAL/IGFBP-4/amiloide A sérico) y de trombólisis (tPA) que aquellos no expuestos.
«Tenemos ya resultados estamos analizando los últimos datos y vamos a publicarlos en breve. Pero la conclusión es que sí que hay marcadores en sangre de inflamación diferenciales entre los niños expuestos y los no expuestos, igual que los hay también entre los que son VIH detectables y los indetectables», afirma Navarro.
Un dato muy importante «dada la creciente población de estos niños, este grupo ahora debe convertirse en una prioridad de salud pública porque incluso un pequeño impacto en el crecimiento y el neurodesarrollo tendría un gran efecto en la población de países con alta prevalencia del VIH y potencialmente impactaría sustancialmente al futuro capital humano en el mundo», concluye la experta.
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