Entrevista
Enric Benito: «Morir bien en España es una cuestión de azar por la falta de cuidados paliativos»
Entrevista al doctor Enric Benito, médico y miembro de honor de la Sociedad Española de Cuidados Paliativos (Secpal)
El título de su último libro no deja lugar a dudas: «El niño que se enfadó con la muerte» relata el origen de la vocación médica de Enric Benito, quien se reveló ante la dura muerte de su abuelo. De aquello han pasado más de seis décadas y toda una vida dedicada a los cuidados paliativos con historias reales que ahora quedan plasmadas negro sobre blanco en las páginas de un libro cuyos beneficios van para laFundación de la Sociedad Española de Cuidados Paliativos (Secpal) y que es de obligada lectura para todos, pues ayuda a derribar tabúes y a humanizar y normalizar el proceso de morir.
Estudió Medicina y se especializó en Oncología, pero acabó dedicándose a los cuidados paliativos por convicción...
A los diez años me indignó la mala forma de morir que tuvo mi abuelo por un cáncer. Eso me llevó a la Oncología, pero a los 44 años, a pesar de tener una exitosa carrera profesional, entré en una crisis existencial que me paralizó. Eso me reencontró con aquel niño que se había prometido ayudar a la gente a morir bien, algo que con la medicina clásica no estaba consiguiendo. Por coherencia me pasé a los cuidados paliativos, aunque hace 30 años era una locura, pues éramos muy pocos los que creíamos en la dignidad a la hora de morir.
¿Cómo se logra esa dignidad?
Hay un momento en estas enfermedades en el que la medicina formal y mecanicista ya no sirve para nada, pues el sufrimiento no se calma con fármacos. Sin duda hay que tener un buen control de los síntomas, eso es esencial, pero los paliativos van más allá del dolor y atiende a las emociones y a la espiritualidad, algo que en Secpal ya defendimos desde 2004.
¿El miedo a morir es el peor enemigo?
Este libro está lleno de historias reales y experiencias que permiten acercarse a la muerte de una forma conmovedora e íntima y creo que sirve para liberarnos de ese miedo que añade un sufrimiento innecesario a este trance, ya que suele ser una resistencia a la aceptación de la realidad. Quiero que la gente sepa que esto de morir está bien organizado, igual que el nacer, por lo que es necesario aprender a soltar, aflojar, permitir y aceptar lo que no puedes cambiar, y eso es lo que enseñamos en nuestros cursos de la Fundación Secpal.
¿Los cuidados paliativos están infravalorados en nuestro sistema sanitario?
No llegamos ni a la mitad de cobertura de las necesidades que hay en este país y estamos muy por debajo de la media europea. Hay mucha ignorancia y un silencio colectivo sobre la muerte que hace que ser bien atendidos por paliativos en España sea una cuestión de azar, de encontrar un médico que sabe o de distrito postal si te toca uno de los pocos hospitales con este servicio. Los de paliativos no tenemos reconocimiento académico ni administrativo ni de ningún tipo, porque no existe la especialidad ni los equipos suficientes. Estamos fuera de la corriente central de la medicina porque no curamos a nadie, y eso complica que se nos dé el valor que tenemos de ayudar a morir bien.
¿Por qué son tan necesarios?
Tenemos derecho a morir con dignidad. Es de vital importancia porque la forma en la que nos vamos deja un gran legado a los que se quedan, pues acompañar a un ser querido en este «viaje» es una lección transformadora gracias a la espiritualidad, sin importar la religión, esto no va de eso, sino del valor de la persona y su conciencia. Si te vas en paz, dejas una herencia impagable, porque el duelo permitirá vivir en mayor plenitud. Sin embargo, el peor sitio donde se puede morir es en un hospital en el que no hay paliativos, porque se quiere salvar a alguien a toda costa, generando un sufrimiento innecesario. Nosotros ponemos a la persona en el centro, y no su enfermedad. Esta es la gran riqueza del paliativo en la que el resto de la medicina puede fijarse.