Bienestar
La clave para adelgazar: la cantidad de azúcar es menos importante que el alimento que elijas
Un estudio investiga si las grandes cantidades de azúcares intrínsecos en la fruta y los productos lácteos no azucarados engordan o no
El azúcar es uno de los nutrientes más demonizados, tanto en el ámbito de lo que se considera una alimentación saludable como si nuestro objetivo dietético es adelgazar. Aunque no lo creamos, forma parte de muchos alimentos que se consumen a diario y no parecen dulces. Desde los cereales a la leche del desayuno, pasando por los yogures no azucarados. Incluso es el componente que les da a las frutas su dulzor tan característico.
Esta consideración ha llevado a la sociedad a plantearse la duda de si el azúcar de la fruta «engorda». ¿Los azúcares naturales en otros productos que no son aparentemente dulces contribuyen al desarrollo de la obesidad? ¿Es posible que lo que desayunan y meriendan nuestros hijos e hijas les haga padecer sobrepeso por el contenido de glucosa y fructosa? Estas preguntas también son el objeto de la investigación científica, pues cada vez hay más personas con obesidad y sobrepeso en el mundo.
De hecho, resolverlas ha centrado la misión de una nueva investigación presentada en el Congreso Europeo sobre Obesidad (ECO), celebrado en Venecia (Italia) del 12 al 15 de mayo. En ella se responde a una de las cuestiones más relevantes: si la cantidad de azúcar que comemos es más importante a la hora de adelgazar que el alimento del que provenga ese azúcar. ¿En qué nos debemos fijar, en los gramos de azúcar de un producto o en qué estamos comprando?
Lo primero que debemos conocer es que, cuando hablamos de azúcares hay dos tipos. Están los monosacáridos, como la glucosa y la fructosa de los alimentos; y luego están los disacáridos, como la sacarosa o el azúcar refinado de mesa. La principal diferencia es que los disacáridos los agrega el fabricante o el cocinero a los alimentos y a las bebidas. Los monosacáridos, por lo general, no se añaden y son los que están presentes de forma natural en la miel, los jarabes, los zumos de fruta sin azúcares añadidos, etcétera.
Pues bien, los resultados del nuevo trabajo publicado por la Asociación Europea para el Estudio de la Obesidad sugiere que el origen del azúcar es más importante que su cantidad en el desarrollo de la obesidad infantil.
¿Qué alimentos con azúcar engordan más?
El estudio constató que la cantidad total de azúcar consumida de pequeños no se asociaba con el peso a los 10 u 11 años. Sin embargo, los niños que obtenían una mayor proporción de azúcar de productos lácteos líquidos no azucarados (leche y suero de leche) tenían menos probabilidades de padecer sobrepeso u obesidad.
Del mismo modo, obtener más azúcar de la fruta se asociaba a un menor aumento de peso. Sin embargo, consumir mucho azúcar de aperitivos dulces como pasteles, golosinas y bebidas azucaradas de leche y yogur, como la leche con chocolate, estaba relacionado con un mayor peso.
«El consumo elevado de alimentos azucarados se considera un factor de riesgo de sobrepeso y obesidad infantil, por lo que se aconseja a los niños que consuman menos alimentos ricos en azúcar, como golosinas, pasteles y bebidas azucaradas, y que tomen más fruta y productos lácteos no azucarados, como leche y yogur», afirma Junyang Zou.
No obstante, el investigador principal añade que «aunque la fruta y los productos lácteos no azucarados se consideran saludables, contienen grandes cantidades de azúcares intrínsecos, es decir, azúcares que se encuentran de forma natural en los alimentos, en lugar de ser añadidos».
El Dr. Zou, científico del Departamento de Epidemiología de la Universidad de Groninga, indica que «queríamos saber si la fuente de azúcar, añadida frente a intrínseca, así como la cantidad, afecta a la probabilidad de desarrollar sobrepeso u obesidad». Y añade que «aunque esto se ha estudiado antes, los resultados son inconsistentes y hay una falta de investigación de alta calidad sobre el tema».
Los niños comían el doble de azúcar de lo que dice la OMS
Zou y sus colegas utilizaron datos del estudio GEKCO Drenthe, realizado en una cohorte de niños nacidos en Drenthe, en el norte de Holanda, entre abril de 2006 y abril de 2007. Utilizaron un cuestionario sobre ingesta de alimentos rellenado por los padres de 891 niños cuando tenían 3 años y mediciones del IMC a los 10-11 años.
Se calculó su ingesta diaria total de azúcar y cuál procedía de los 13 grupos de alimentos que analizaron. ¿El resultado? La ingesta media diaria total de azúcar fue de 112 gramos, de los cuales más de 55 son añadidos. Una cifra muy alta si tenemos en cuenta que la OMS recomienda un máximo de 25 gramos. El azúcar que ingerían de media esos niños supone alrededor de un tercio (32%) de la ingesta energética diaria total de 1.388 calorías.
Las principales fuentes de azúcar fueron la fruta (13 gramos), los productos lácteos (18,6 g), las bebidas azucaradas (41,7 g) y los aperitivos azucarados (13,1 g). A los 10-11 años, 102 niños con peso normal a los 3 años habían desarrollado sobrepeso u obesidad.
Lo más sorprendente es que la ingesta total de azúcar a los 3 años no estaba relacionada con el aumento de peso a los 10-11 años, sino una mayor ingesta de azúcar procedente de tentempiés azucarados. Por el contrario, los niños con el mayor consumo de estos fruta y lácteos a los 3 años tenían un riesgo un 67% menor de padecer sobrepeso/obesidad, en comparación con los de menor consumo.
El estudio no analizó por qué estos alimentos afectaban de forma diferente al peso. Sin embargo, entre las posibles explicaciones figuran la liberación más lenta de azúcar de las piezas de fruta que de los aperitivos azucarados y las diferencias en el modo en que los azúcares de los distintos alimentos (sacarosa en pasteles y dulces, fructosa en la fruta y lactosa en los lácteos) actúan sobre el organismo.