Opinión

Capacitados

Todos y cada uno de nosotros somos discapacitados en algo

Discapacidad, empleo
Todos y cada uno de nosotros somos discapacitados en algoLa RazónLa Razón

Estoy segura de que todos y cada uno de nosotros somos discapacitados en algo. Algunos tenemos la discapacidad oficial marcada con un porcentaje bastante aleatorio. Yo, sin ir más lejos, tengo un treinta y ocho por ciento de discapacidad visual, algo que para una escritora es bastante jodido. Pero cuando fui a ver a los médicos que estudiaban el caso, ninguno me preguntó a qué me dedicaba, claro que de haber sido joyera hubiese sido peor. No me preguntaron mi oficio, pero sí me hicieron caminar por su despachito. «Las piernas las tengo bien», le comenté a la doctora haciéndome la tonta, «pero cuando voy por la calle de noche a veces meto el pie en agujeros que no veo y me hago esguinces». La médica consideró que mi movilidad era excelente y no aumentó puntos. Por cierto, que ese treinta y ocho por ciento, que es considerable, no aumenta ni un euro mi pensión contributiva de jubilación activa (quinientos veinte euros mensuales) habiendo cotizado como artista autónoma veinticinco años.

Si esto me pasa a mí, que tengo ciertos recursos para defenderme del mal, qué no vivirá la gente sin ellos. Pero no iba a hablar de lo propio. Mi intención era expresar que no hay humano, tenga la discapacidad que tenga, que en contrapartida no posea una alta capacidad en algo. Porque cuando falla un sentido, ahora sabemos que tenemos más de cinco, los otros se desarrollan por triplicado, de modo que estaremos extraordinariamente capacitados para ejercer un trabajo si encontramos nuestro lugar idóneo en el mundo laboral. Las empresas que los contratan lo aseguran.

Hace poco estuve en un encuentro de personas con trastorno del espectro alcohólico fetal (TEAF) a los cuales se les otorga oficialmente, según la afectación, una discapacidad intelectual. En un momento, uno de ellos desde el estrado, y contando su caso, se desbordó en llanto. Varios de los otros muchachos aquejados subieron espontáneamente como rayos a abrazarlo. Capacitados para muchas cosas están. Capacitados para amar mejor, sin duda.