En forma
¿Haces ejercicio y estás a dieta pero aún así no adelgazas? Estos son los errores más comunes
Existen numerosos factores que pueden tener un impacto significativo en nuestros resultados
La pérdida de peso puede ser un proceso gradual y puede llevar tiempo ver resultados significativos. Por lo tanto, es importante ser constante, tener paciencia y no rendirse. Sin embargo, también existen situaciones en las que la relación entre el tiempo y el esfuerzo que invertimos en ponernos en forma y los resultados obtenidos no parece justa.
A veces, a pesar de seguir todas las recomendaciones de los expertos, mantener una dieta saludable y una rutina de ejercicio regular, no vemos los resultados que buscamos y merecemos. En estos casos, debemos revisar algunos aspectos que podrían estar influyendo en nuestros resultados:
Cambios en la dieta
Como bien sabrás a estas alturas, para perder peso es necesario consumir menos calorías de las que tu cuerpo utiliza durante el día. Esto se conoce como 'déficit calórico'. Si ingieres menos calorías de las que tu cuerpo necesita, éste utilizará las reservas de grasa como energía, resultando en una pérdida de peso. Y todas las comidas, incluso las más saludables, contienen calorías. O sea, que por muy sana y equilibrada que sea tu dieta, si no controlas las proporciones y consumes más calorías de las que quemas, ganarás peso.
Por ello, es importante ser consciente de las calorías que consumes diariamente para controlar tu peso. No se trata de contar cada caloría, sino de mantener un enfoque a largo plazo y ajustar gradualmente el tamaño de tus porciones. Con el tiempo, aprenderás a estimar las calorías y a equilibrar tu ingesta con la cantidad de energía que tu cuerpo necesita.
Y si a menudo sientes hambre, opta por alimentos ricos en fibra y agua, como frutas, verduras y granos enteros. Te harán sentir saciado y te ayudarán a comer menos. Por lo mismo, debes evitar alimentos procesados, azúcares agregados y grasas saturadas, ya que son altos en calorías y bajos en nutrientes.
Por último, no elimines de golpe grupos de alimentos como los carbohidratos o las grasas. A pesar de su mala reputación, son esenciales para una dieta equilibrada y saludable. Los carbohidratos son la principal fuente de energía del cuerpo y las grasas son necesarias para la absorción de ciertas vitaminas y para la salud del cerebro. Como decíamos antes, es mejor mantener un enfoque a largo plazo.
Cambios en el gimnasio
El ejercicio es un elemento clave para generar un déficit calórico y, por ende, eliminar el exceso de grasa. Como es lógico, la cantidad de ejercicio que cada persona necesita puede variar dependiendo de varios factores, como su edad, su sexo, su estado de salud y sus objetivos. En cualquier caso, es fundamental incorporar una combinación de ejercicios de fuerza, intensidad y resistencia.
Ninguna rutina será completa y los resultados nunca serán ideales si no se incorpora una justa proporción de estos ejercicios. Otro aspecto que debemos tener en cuenta es que nuestro cuerpo puede adaptarse al ejercicio aeróbico. Por eso, los resultados pueden dejar de ser tan notorios como lo eran al principio.
Por esta razón, implementar cambios en nuestra rutina cada cierto tiempo es crucial, incluyendo el levantamiento de pesas o el entrenamiento de intervalos de alta intensidad. Estos pueden ayudarte a construir masa muscular y a quemar más calorías. Por lo tanto, si solo estás practicando ejercicios de fuerza, debes incluir también una justa proporción de ejercicio cardiovascular.
Otros aspectos que no debes descuidar:
Además de la alimentación y el ejercicio físico, existen otros factores que pueden influir significativamente en nuestros resultados:
El estrés puede conducir a comportamientos alimentarios no saludables e incrementar la producción de hormonas que promueven la acumulación de grasa. Es importante manejar adecuadamente el estrés a través de técnicas de relajación, yoga, meditación o cualquier actividad que te ayude a relajarte.
El sueño adecuado es crucial para mantener un peso saludable. Durante el sueño, tu cuerpo realiza funciones esenciales, como la regulación hormonal y la reparación celular. La falta de sueño puede alterar las hormonas que controlan el apetito, lo que podría resultar en comer en exceso. Verifica cuántas horas duermes cada día y si estás descansando lo suficiente.
Mantén una hidratación adecuada durante todo el día y consume una dieta rica en frutas y verduras, que también proporcionan agua. La hidratación es esencial para el correcto funcionamiento de tu organismo y puede ayudarte a sentirte lleno, evitando el consumo excesivo de alimentos. Evita las bebidas azucaradas y los refrescos carbonatados que contienen altos niveles de azúcar y pueden contribuir al aumento de peso.
Si estás siguiendo todas estas recomendaciones y aún no ves resultados, puede que exista un problema de salud subyacente impidiendo la pérdida de peso. En tal caso, podría ser recomendable acudir al médico para una revisión completa.
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