Longevidad
Un estudio sorprende al responder cuánto ejercicio hay que hacer para tener una vida más larga
Si bien la actividad física es importante para vivir más, seguir otros hábitos saludables puede tener un impacto aún mayor
Son muchos los factores que intervienen a la hora de vivir una vida larga y sana, sin enfermedades. Algunos de ellos no pueden cambiarse, como la genética y el sexo con el que nacemos. Sin embargo, muchos otros hábitos, como la dieta, el ejercicio, la reducción del estrés, no fumar y dormir adecuadamente, sí pueden modificarse.
Realizar actividad física parece uno de los factores más relevantes para aumentar la longevidad, según la bibliografía disponible y la investigación realizada hasta ahora. Por eso, buena parte de los estudios científicos que se publican aún hoy en día, tratan de responder a la pregunta de cuánto ejercicio hay que hacer para tener una vida más larga y saludable.
No obstante, un nuevo estudio realizado por investigadores de la Universidad de Jyväskylä, en Finlandia, que actualmente está siendo revisado por pares, ha descubierto que, aunque el ejercicio es importante para vivir una larga vida, seguir otros hábitos de vida saludables puede tener un impacto aún mayor.
Longevidad: El ejercicio puede no ser un factor en sí mismo
Anna Kankaanpää, investigadora de proyectos del Centro de Investigación Gerontológica de la Facultad de Deporte y Ciencias de la Salud de la Universidad de Jyväskylä y autora principal de este estudio, decidió estudiar la correlación entre el ejercicio físico realizado en el tiempo libre y el riesgo de mortalidad. ¿El motivo? La diferencia de puntos de vista.
La autora explica que las investigaciones previas muestran un vínculo entre el ejercicio y un menor riesgo de mortalidad por todas las causas y enfermedades cardiovasculares. Sin embargo, algunos trabajos (como este estudio publicado en diciembre de 2021) afirman que el ejercicio no reduce la mortalidad por todas las causas y la enfermedad cardiovascular incidente en adultos mayores o personas con afecciones crónicas.
Esto, dicen los científicos de Jyväskylä, puede mostrar que hay otros factores subyacentes, además del ejercicio por sí solo, que afectan la duración de la vida de una persona. Para su estudio, el equipo de investigadores finlandeses utilizó los datos de más de 11.000 conjuntos de gemelos adultos de la Cohorte Finlandesa de Gemelos.
La cantidad de actividad física que realizaban los participantes en el estudio se evaluó mediante cuestionarios realizados en 1975, 1981 y 1990. Los participantes se clasificaron en cuatro grupos: sedentarios, moderadamente activos, activos y muy activos. Y se hizo un seguimiento de la mortalidad de los participantes hasta 2020, un periodo de 45 años.
Al final del estudio, Kankaanpää y su equipo descubrieron que más de un tercio, casi el 40%, de los participantes del grupo sedentario había fallecido en el seguimiento de la mortalidad en 2020, lo que suponía el mayor porcentaje de los cuatro grupos. Los participantes de los grupos activos tenían entre un 15% y un 23% menos de riesgo de mortalidad por todas las causas en comparación con el grupo sedentario.
"No me sorprendieron (estos resultados) porque numerosos estudios observacionales indican sistemáticamente esta asociación", comenta Kankaanpää. Pero quedaba resolver una pregunta: ¿cómo afectan otros factores del estilo de vida al riesgo de mortalidad?
Los investigadores tuvieron en cuenta otros condicionantes, como el índice de masa corporal (IMC), el estado de salud, el consumo de alcohol y el tabaquismo. Cuando se aplicaron esos factores, la tasa de mortalidad de los participantes del grupo sedentario descendió hasta un máximo del 7%. Es decir, aunque no realizaran ejercicio, si seguían hábitos de vida saludables, su riesgo se reducía de forma significativa.
Cuánto ejercicio se debe realizar
Los científicos también descubrieron que los participantes de los grupos sedentario y muy activo experimentaban un envejecimiento biológico acelerado en comparación con los grupos moderadamente activo y activo. Por eso, los investigadores creen que la asociación beneficiosa del ejercicio a largo plazo con la reducción del riesgo de muerte se debió en gran medida no sólo al ejercicio, sino también a otros factores relacionados con la salud.
En lugar de que la actividad física regular sea la causa de un menor riesgo de mortalidad, puede ser un indicador de un estilo de vida saludable en general, que ayuda a prolongar la vida de una persona. "Sería interesante estudiar si ocurre lo mismo con la mortalidad por causas específicas, como la mortalidad por enfermedades cardiovasculares", afirma Kankaanpää, cuando se le pregunta por los próximos pasos de esta investigación. "Además, me gustaría investigar las razones que subyacen al envejecimiento biológico acelerado observado en los participantes muy activos".
Después de revisar este estudio, el Dr. David Cutler, médico de familia certificado por la junta en Providence Saint John's Health Center en Santa Mónica, California, dijo a MNT que la conclusión de este estudio es que los beneficios para la salud de ser físicamente activo pueden reflejar un comportamiento saludable en general, en lugar de que el ejercicio sea la causa de la reducción de la mortalidad.
"[Es] coherente con mi propia observación de que, aunque muchas personas hacen ejercicio para obtener beneficios para la salud, a menudo esperan que contrarreste comportamientos poco saludables, cosa que no ocurre", explicó el Dr. Cutler. "Esta noción de 'creencia compensatoria' se vio respaldada por los hallazgos del estudio".
Hacer ejercicio después de un día de excesos no los contrarresta
"Por ejemplo, hay quien cree que si se hace ejercicio eliminará los efectos adversos del tabaco. Y, de hecho, lo que descubrió el estudio fue que la mortalidad en el grupo sedentario mejoraba si se eliminaban factores como la obesidad y el tabaquismo". El Dr. Cutler también dijo que es importante recordar que realizar una actividad física saludable no compensa una dieta poco sana, el consumo de alcohol y drogas u otras actividades perjudiciales como ignorar la hipertensión, el colesterol alto o la diabetes.
"El ejercicio regular podría añadirse a esos beneficios, pero no compensará los efectos perjudiciales de ignorar esas medidas beneficiosas demostradas", añade. En resumen, este estudio muestra claramente que ser capaz de realizar algo de ejercicio se asocia con una disminución de la mortalidad en comparación con sólo ser sedentario y que algo de ejercicio es mejor que nada.
Sin embargo, Cutler añade que los estudios han demostrado que los beneficios del ejercicio se nivelan. Por ejemplo, "los estudios sobre el número de pasos que la gente tiene que dar cada día han demostrado que, a partir de una cierta cantidad de caminata (alrededor de 7.000 u 8.000 pasos al día), el beneficio se nivela. Así que caminar 20.000 pasos al día no significa que estés mejor que si caminas 7.000 pasos", señala.
Así pues, "que quizá no sea necesario un grado muy elevado de ejercicio para obtener beneficios para la salud debería ser el mensaje", indica, aunque existen limitaciones al estudio. Por ejemplo, que esta investigación se realizó en una población muy establecida de Finlandia, que no es necesariamente la misma que la de los habitantes de España o Estados Unidos.
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