Vacunas Covid-19
Los efectos adversos son similares en las tres vacunas
El desarrollo de trombos es más habitual en mujeres jóvenes, que es el perfil de personas vacunadas con AstraZeneca, lo que explicaría por qué podrían darse más casos que tras el pinchazo con Pfizer o Moderna
La herramienta que echará el freno a la pandemia de la Covid-19 es la vacunación masiva de la población. Sin embargo, no dejan de aparecer palos en la rueda de este engranaje. Hace días, la sospecha de posibles efectos adversos relacionados con el desarrollo de trombos y la muerte de una joven profesora en nuestro país días después de haber recibido el primer pinchazo del suero de AstraZeneca/Oxford han hecho saltar todas las alarmas, a pesar de que la Agencia Europea del Medicamento (EMA) confirmó el pasado jueves que no hay vinculación directa entre ambos hechos.
Aunque el foco mediático está muy centrado en la inyección diseñada en Oxford, lo cierto es que «los tres sueros que ahora mismo están dentro del plan de vacunación de nuestro país tienen efectos adversos similares. Entre los más comunes y probables destacan, por ejemplo, picos de fiebre, molestias en la zona del pinchazo que pueden incluir problemas de movilidad, dolor de cabeza fuerte y malestar general. Y esto no es ajeno a otras vacunas habituales como la de la gripe. La clave está en que estas secuelas remiten habitualmente entre las 24 y las 48 horas posteriores a la inoculación», advierte José Antonio Forcada, presidente de la Asociación Nacional de Enfermería y Vacunas, Anenvac.
Eso sí, tal y como se confirma en el Tercer informe de farmacovigilancia sobre vacunas Covid-19 y según recuerda Guadalupe Fontán, enfermera del Consejo General de Enfermería (CGE) experta en vacunas, «vemos que estos efectos secundarios aparecen en mayor medida en personas jóvenes en comparación con los mayores que ya han completado la pauta y varían según la inmunización empleada. Cuando se inocula el suero de AstraZeneca las reacciones más destacadas aparecen con la primera dosis, mientras que entre el personal sanitario vacunado con Pfizer o Moderna se ha visto una mayor afectación cuando se aplica la segunda dosis». Pero esto tiene explicación, pues ocurre tambiéncon otras vacunas como la de la gripe, ya que «se trata de una señal de la respuesta del sistema inmunitario, que reacciona ante el antígeno y la proteína del virus. El sistema lucha contra él para empezar a generar los anticuerpos que nos protegen. La reacción resulta más violenta en los jóvenes porque su sistema inmune es más potente y tiene mayor capacidad de reacción», detalla Forcada.
¿Más peligrosa?
Más allá de esos problemas descritos, que son habituales en cualquier vacunación, para los expertos no resulta sorprendente que ahora aparezcan otros muchos efectos secundarios más raros e infrecuentes como puede ser la posibilidad de desarrollar trombos. «Pero esto no es una cuestión única del suero de AstraZeneca, ya que se trata de una posibilidad que también se ha apuntado en el caso de Pfizer y Moderna», asegura Salvador Macip, doctor en genética molecular de la Universidad de Leicester (Inglaterra), quien denuncia «una cuestión más política que científica detrás de la mala prensa que sobrevuela sobre la vacuna de AstraZeneca.
Sin embargo, la pregunta del millón ahora es saber por qué el número de casos sospechosos de eventos trombóticos y de posibles problemas de coagulación resulta superior entre las personas protegidas con el suero de Oxford en comparación con el grupo de población inmunizada con las dosis de Pfizer o de Moderna y si por ello puede resultar «menos segura». «La explicación no está clara, pero una hipótesis viable es precisamente el perfil de las personas que reciben cada una de estas vacunas, ya que la aparición de eventos trombóticos en la población general resulta más frecuente en mujeres jóvenes, y AstraZeneca se emplea justo en personal esencial menor de 55 años, como policías, farmacéuticos o profesores, donde además hay un elevado número de féminas, mientras que las otras dos, al haberse reservado a ancianos y sanitarios, por estadística, tienen menos probabilidades de que aparezcan estos eventos», advierte Marcos López, presidente de la Sociedad Española de Inmunología (SEI), quien recuerda que «habría que estudiar con detalle si las personas que han sufrido esa reacción tan grave tenían de base algún problema de carácter genético que todavía no hubiera dado la cara, algo habitual cuando se trata de personas jóvenes y en las que, además, puede darse el caso de que tomen anticonceptivos, que fumen o que haya otros factores subyacentes».
Más beneficios que riesgos
En cualquier caso, cuestiones como la posible aparición de trombos o problemas de coagulación son excepciones muy raras propias de cualquier medicamento. Por ello, el veredicto de la comunidad científica es claro y contundente: los beneficios superan con creces a los posibles riesgos. «Establecer una relación de causalidad entre 30 casos de trombosis en 17 millones de vacunas administradas en Europa y en Reino Unido, desde el punto de vista del rigor científico, resulta muy complicado. En una balanza, las ventajas son aplastantes, pero por desgracia recuperar la credibilidad perdida por esta situación volverá a costar mucho tiempo y esfuerzo», lamenta Amós García Rojas, presidente de la Asociación Española de Vacunología (AEV). Y es que, tal y como asegura el investigador del CSIC Vicente Larraga, cuya vacuna contra el SARS-CoV-2 se espera que esté terminada a finales de año, «este tipo de efectos adversos inusuales entran dentro de lo esperable. Es absolutamente normal, más aún cuando estos sueros están pensados para aplicarse en la población general, es decir, millones de personas que tienen una variabilidad genética previa que puede determinar acontecimientos infrecuentes e inesperados de salud. No hay justificación técnica para el revuelo que se ha organizado, aunque pone de relieve que los controles funcionan».
De hecho, aunque la confusión generada estos días pueda provocar rechazo hacia la vacuna de AstraZeneca, lo cierto es que lo sucedido se convierte en la prueba fehaciente de que «los sistemas de farmacovigilancia funcionan muy bien al detectarse estas reacciones, pues se han estudiado a fondo y el control es muy estrecho, de hecho, si cabe, mucho más que en otros medicamentos, ya que ahora la lupa mira cada detalle y sabemos todos los pasos que se dan», asegura Forcada, quien insiste en que «estas situaciones demuestran que tenemos sistemas de farmacovigilancia potentes. Funcionan y están llevando a cabo una vigilancia muy exhaustiva, con la mayor celeridad sobre este y otros eventos tratados como de especial interés. Así tendremos garantizado que los beneficios superan a los riesgos. Además, son un ejemplo de transparencia que debe trasmitir tranquilidad a la población», asegura Emiliano Alegre, miembro del Grupo de Evaluación de Medicamentos de la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria.
No provoca más trombos
El número de eventos trombóticos reportados entre la población vacunada es, según la Agencia Europea del Medicamento, menor que el esperado en la población general, por lo que «no hay un aumento en el riesgo global de aparición de trombos, aunque se seguirá investigando», asegura el comunicado publicado el jueves por este organismo. «En España, la incidencia de trombosis venosa en general es entre uno o dos casos por cada mil habitantes al año, mientras que la trombosis de senos venosos suele aparecer en uno por cada 100.000 personas año, cifra que se duplica a dos en el caso de las mujeres», asegura Ramón Lecumberri, codirector de Hematología de la Clínica Universidad de Navarra y vocal de la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH), quien hace hincapié en que «sería necesario profundizar más en la investigación para ver si hay perfiles de pacientes más susceptibles a esos trombos, para evitar esa vacuna en personas con historia previa de trombosis, pero todavía es algo precipitado que necesita un análisis más profundo».
¿Qué pasa con la segunda dosis?
La prudencia ha hecho paralizar el plan de protección con AstraZeneca en España, aunque está previsto que vuelva a retomarse este miércoles, lo que ha retrasado el pinchazo de quienes tenían que haber recibido la segunda dosis estos días. «Parar este plan de vacunación ha sido un error, todos estos días son personas que han dejado de inmunizarse y, por tanto, personas que están en riesgo de contagiarse y fallecer por esta enfermedad, pero por suerte tenemos margen de maniobra para quienes ya habían recibido la primera dosis, ya que los ensayos con esta vacuna han mostrado que es eficaz incluso retrasando el refuerzo unas semanas», asegura Guadalupe Fontán.
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