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Redes

Olvidaos de las redes digitales. Los logros se consiguen siempre, al final, desde otra red: la red física de contactos directos y humanos, trabajando codo con codo

Nadie niega su ración de heroísmo a todos aquellos que se han desplazado para llevar ayuda a la región valenciana. El público en general se muestra agradecido y conmovido de ese esfuerzo transversal por arrimar el hombro. Lo que únicamente irrita a la gente común es que las instituciones y los mecanismos preventivos han reaccionado al desastre con la velocidad propia de un glaciar.

Pero al ciudadano medio no hace falta que nadie le loe las bondades de la UME. Todos sabemos que, en estos casos, esa unidad siempre actúa, y que sus jefes, a veces, incluso sobreactúan. Innecesario mostrarnos videos pedagógicos sobre la audacia y el sacrificio de sus miembros, porque ya damos ambas cosas por descontadas. Las instituciones no pueden caer en el mismo juego populista y sensacionalista que las redes sociales y embarcarse en luchas de propaganda partidista.

Nunca deben olvidar que las redes, que tanto han hecho por el aumento de la solidaridad y la empatía en los últimos años, son también el hábitat natural de una gran masa de humanos que seguramente entraron en un hospital a los ocho años para que les amputaran con éxito el cerebro. La multitud de dementes a primera vista que podemos encontrar en internet es infinita. Por eso, funcionar condicionados por las afirmaciones que ahí se viertan, o la corriente de opinión que se detecte en ellas, es tan erróneo e inútil como dignificar con una respuesta las balandronadas de cualquier anónimo cretino digital.

La historia de nuestro país esta llena de ejemplos de superación. Hasta David Bisbal fue capaz de sobreponerse a su corte de pelo y convertirse en estrella. Pero olvidaos de las redes digitales. Los logros se consiguen siempre, al final, desde otra red: la red física de contactos directos y humanos, trabajando codo con codo. Que es lo que siempre mejor ha hecho –y seguirá haciendo– la UME.