Canela fina
El pueblo alemán acierta
«Según Sánchez, la derecha no puede aliarse con la ultraderecha, pero él sí puede hacerlo con la extrema izquierda, con el PC, integrado en Sumar»
No se debe generalizar. Los Gobiernos socialistas en toda Europa hacen cosas positivas y alegran a la ciudad desconfiada. Pero en demasiadas ocasiones gastan sin control y conducen a su nación a situaciones críticas. El pueblo alemán, pueblo soberano en una democracia pluralista plena en la que no se hacen trampas en las elecciones, ha decidido que un Gobierno conservador sustituya al actual Gobierno socialista. Y, desde mi punto de vista, ha acertado. La victoria de los conservadores ha sido clara y el desplome de los socialistas, evidente.
La alianza que conviene al CDU/CSU es la del SPD porque el partido que sustrae votos a los conservadores no es el socialista, sino AfD, la ultraderecha. Existen otras posibles coaliciones con los partidos pequeños, pero a Merz no le gustan las dependencias varias y, si puede, pactará con el SPD para dedicarse, desde la gran coalición, a cicatrizar las heridas económicas y a devolver Alemania a la estabilidad.
Pedro Sánchez se ha adueñado del relato enseguida para afirmar que el centro derecha no se puede aliar con la ultraderecha, lo que significa, a vista de las encuestas españolas, que Alberto Núñez Feijóo no podría gobernar. Necesita a Vox. El cinismo sanchista es mayúsculo. Lo que no ha hecho el socialismo democrático en Europa es aliarse con la extrema izquierda, con el partido comunista. Felipe González dio una lección magistral en este sentido y, aunque pudo formar Gobierno con Julio Anguita en sus últimas elecciones, dio paso a Aznar antes que aliarse con los comunistas.
Pedro Sánchez, fracturando la democrática posición de los socialismos europeos, ha cerrado alianza con el Partido Comunista, integrado en Sumar, nombrando incluso a una militante comunista como vicepresidenta del Gobierno. Para él la derecha no se puede aliar con la extrema derecha, pero la izquierda sí puede hacerlo con la extrema izquierda.
Con Alemania, en fin, Europa ha girado todavía más hacia posiciones conservadoras. El pueblo no se ha equivocado al depositar los sufragios. Ha votado lo que en este momento conviene a la gran nación germánica, y señalado el camino a seguir por los países europeos más serios.