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Sin Perdón
La «pax mongola» del Papa
«Las conquistas de Gengis Khan y sus sucesores provocaron entre 10 y 40 millones de muertos. Es lo que elogia Francisco»
Algún historiador utiliza el término «pax mongola» para describir la situación que se vivió en los siglos XIII y XIV en los territorios que habían conquistado los mongoles. Nunca me ha gustado y se inspira en la manoseada «pax romana». Ni siquiera es original, porque también se utiliza como «pax gupta» para referirse a la estabilidad social y económica en el Valle del Indo y el norte de la India bajo el Imperio Gupta en los siglos IV y V o «pax Kushana», en los siglos II y IV con el Imperio Kushan. La «pax mongola» es el resultado de una de las mayores atrocidades colectivas de la Historia. Las conquistas de Gengis Khan y sus sucesores provocaron entre 10 y 40 millones de muertos. No es posible tener una cifra certera. En la parte más alta de la horquilla representaría un 10 por ciento de la población mundial. No incluyo los heridos, las violaciones, la destrucción de culturas… La brutalidad y la crueldad de los mongoles es legendaria. Cuando el Papa elogia la «pax mongola» supongo que no sabe que está valorando positivamente el resultado de esa espeluznante monstruosidad.
Nunca se me ocurriría utilizar esta definición salvo que se contextualice explicando que esas invasiones brutales provocaron la sumisión de los conquistados. César pacificó las Galias provocando alrededor de un millón de muertos y otro de esclavos, aunque los galos no eran, precisamente, un pueblo pacífico. Una paz que es el resultado de una masacre nunca puede ser elogiada o utilizada como ejemplo. ¿En el caso de que Napoleón hubiera conseguido dominar el Continente hablaríamos de «pax napoleónica»? ¿Lo haríamos con Hitler si hubiera triunfado? ¿Con Stalin y Mao? ¿Y si Putin consigue acabar con Ucrania se definirá dentro de unos años como una «pax rusa» en el caso de recuperarse la economía y la cultura? Los mongoles se sienten orgullosos de Gengis Khan y su imperio, aunque fue construido a sangre y fuego. Una forma de sembrar el terror era colocar las cabezas cortadas de los habitantes que no se rendían en las puertas de su ciudad. Todo ello condujo a la «pax mongola» que elogia Francisco.
Francisco Marhuendaes catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE)
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