
El trípode
¡Basta ya! al desguace del Estado español
La carencia de un proyecto político por parte del sanchismo más allá de mantenerse en el poder al precio que sea, siempre y cuando ese precio lo pague la dignidad de España, se comprueba día tras día.
La carencia de un proyecto político por parte del sanchismo más allá de mantenerse en el poder al precio que sea, siempre y cuando ese precio lo pague la dignidad de España, se comprueba día tras día. La voluntad de ceder al independentismo catalán nada menos que la gestión de una competencia de titularidad exclusiva estatal y vinculada estrechamente con la soberanía nacional y el derecho a controlar y proteger las fronteras que delimitan su territorio, es una claudicación que supera lo imaginable, y por supuesto lo que es un deber inexcusable por parte de un Gobierno de España digno de ser considerado como tal. Ante la evidencia de esta última ignominia contra la dignidad nacional, que se ha negociado en el extranjero con un dirigente político fugitivo de la justicia y con un mediador internacional, solo cabe preguntarse hasta cuándo su partido, cual si se tratara de «la PSOE», va a seguir dándole un apoyo similar al que le otorgan a Xi Jinping los enfervorizados aplaudidores de su partido comunista de China. Que no existan ni tan solo 4 diputados de los 121 de su grupo parlamentario del Congreso –entre los que se incluye el «progresista y feminista» José Luis Ábalos– que muestren su rechazo a esta carencia de escrúpulos en desguazar el Estado en favor de quien incluso no oculta su voluntad de «volverlo a hacer», resulta sencillamente desolador. Decimos 4 diputados porque son precisamente los que tiene Podemos, y cuya carencia bastaría para conseguir hacer caer a este «Gobierno» y permitir darle la voz a los españoles en unas elecciones libres. Que Bildu, Junts y ERC no le van a retirar sus votos es una evidencia derivada de que su objetivo político prioritario es romper España, como han acreditado sobradamente, igual que nunca van a disponer del impulso para conseguirlo que supone tener a quien es el actual inquilino de La Moncloa. La gravedad de esta última claudicación exige una actuación política coordinada de la oposición para hacerle frente. Y desde la convicción de que el sanchismo les está allanando el camino para que cuando lo vuelvan a «querer hacer» los separatistas, –como se jactan de repetir tras haber sido incluso indultados y amnistiados– les resulte más sencillo y sin los riesgos que asumieron con el anterior «proces». Basta repasar someramente algunas de las decisiones adoptadas para este fin, concedidas a cambio de que le sostengan en el pode-r para acreditarlo. Desde la modificación del Código Penal «a la carta» suprimiendo el delito de sedición, hasta encomendarles gestionar el control de la frontera nacional. Ha llegado el momento de asumir que ¡Basta ya!
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