
El buen salvaje
Mapi
Es un gran paso hacia la igualdad que tanto hombres como mujeres se den la mano en la barbarie. Lo lamento por las que argumentan que un mundo gobernado por mujeres estaría perfumado por el pacifismo y las buenas maneras
No entiendo el escándalo por el tocamiento genital de Mapi León a Daniela Caracas. O más bien no se entiende la lectura ética y filosófica, dando por hecho que tocar, sobre todo en femenino, es peor que, por ejemplo, insultar o vomitar porquería sobre las gradas. Lo de Mapi es una macarrada. Punto. Como la que perpetró Míchel con Valderrama. Pero resulta machista pedir a las chicas un comportamiento púdico, como si el fútbol femenino fuese una clase de costura. En el campo de juego nos volvemos gorilones por decirlo en fino capaces de hurgar en lo intocable y mentar lo más sagrado. Si los tíos se tocan los huevos, pues es de recibo que un día las chicas acaben lanzando fuego de pecho, así lo hacía la Afrodita de Mazinger Z.
Es un gran paso hacia la igualdad que tanto hombres como mujeres se den la mano en la barbarie. Lo lamento por las que argumentan que un mundo gobernado por mujeres estaría perfumado por el pacifismo y las buenas maneras. Mapi León tumba también esos lugares comunes en los que la gente piensa que un vestuario femenino es plácido, feliz con buen rollo, como un anuncio de compresas. Era una falacia desmentida por los siglos. La violencia no tiene sexo, aunque hay muchas manera de emplearla. La superchería de feminizarlo todo está muy bien si se quiere, pero no garantiza, queridas Irene, Mónica, Yolanda, que el resultado de la ecuación sea un discurso cursi de los Goya. Solo hay que veros a vosotras.
En el campo no hubo consentimiento y, sin embargo, no hay sanción. A Míchel le costó 500.000 pesetas. Con las chicas, mejor que la disciplina se haga invisible. Sin embargo, a Daniela le tocaron los genitales sin que nadie le pidiera permiso ni perdón. Es algo que las propias futbolistas, tan peleonas, no deberían admitir. La igualdad de trato es la igualdad de trato. Esta gestión infantil no augura más que llantos futuros cuando las jugadoras pidan cobrar como sus compañeros. En el mayor sueldo, aparte de generar más ingresos de publicidad, está comportarse como una chula.
✕
Accede a tu cuenta para comentar