V de viernes
Magma, energía emergente
Las elevadísimas temperaturas volcánicas podrían suministrar electricidad limpia a muy bajo coste
Siempre digo que a la pregunta de cuál será la energía del futuro, cabe responder que, desde luego, no puede ser el petróleo. Tampoco el carbón. Hemos sostenido, con razón, que lo ideal es el mix, no atarnos a ninguna en especial, no eliminar de golpe ninguna, pero ir introduciendo lentamente las más limpias, para dejar de contaminar. Porque, aunque las energías renovables son estupendas, no podemos depender enteramente de ellas. La fotovoltaica funciona genial en los meses de más luz y calor, pero cuando nos acercamos al invierno su rendimiento baja. Como la eólica si no hay viento. Por fortuna disponemos de otras fuentes: hidroeléctrica, geotermia, biomasa o hidrógeno. Quedarnos sólo con la solar y la eólica es suicida. Habrá que contar también con la nuclear, el gas y el hidrógeno. Hay muchos tipos de hidrógeno: azul, gris, negro, turquesa, rosa, amarillo o blanco. El verde, producido a partir de fuentes renovables, puede ser la energía del futuro. Puede ser. Es el elemento más abundante del universo, nunca se termina, no emite ni un solo átomo de carbono y tampoco CO2. El problema está en transformarlo en energía, producirlo de manera limpia y barata, almacenarlo de forma segura. Por eso tampoco hay que hacer todas nuestras proyecciones sobre la base del hidrógeno. Es importante seguir investigando en fuentes como la nuclear de fusión, que teóricamente sería inacabable, y otras emergentes como la energía de magma, en la que hoy se centran grandes líneas de desarrollo, y que consiste en usar las elevadísimas temperaturas de la lava volcánica para producir luz y calor, generando un nuevo tipo de central geotérmica que podría suministrar al mundo grandes cantidades de electricidad limpia a un coste casi inexistente.
La geotermia es una energía magnífica, pero cara de producir, razón por la que no se ha extendido. Tiene el problema añadido de que su eficiencia está limitada por el nivel de temperatura que llegan a alcanzar los pozos. Mientras las centrales que usan combustibles fósiles generan vapor a unos 450 °C, la geotermia solo llega a unos 250 °C.
La novedad está en que ahora se está trabajando, por ejemplo en Islandia, en encontrar cámaras de magma y extraer su energía, algo que parecía no sólo peligroso, sino imposible. Algunos de estos depósitos magmáticos, de piedras fundidas, alcanzan los 900 °C y se encuentran a pocos kilómetros de la superficie terrestre, lo que los hace muy accesibles con las tecnologías de perforación actuales.
Las investigaciones en curso podrían dar ya resultado en apenas un año. Parece imposible, pero no. Durante largo tiempo se pensó que es difícil perforar el magma sin provocar erupciones. Ahora se ha llegado a la conclusión de que no es así.
Cuestión relevante porque numerosas zonas del planeta tienen este potencial, incluidos los océanos.