Mirando la calle
Leer y escuchar
«Los libros son pura magia como objetos y en sí mismos, pero lo importante son las historias que contienen»
Hace tiempo leí en El Confidencial que una joven no muy lectora, se había «salvado» de la incertidumbre de la pandemia escuchando las 50 horas de audiolibro de El conde de Montecristo. Se me saltaron las lágrimas. Pese a que los puristas pretendan que la lectura es la lectura y no puede sustituirse, yo sostengo que el ser humano se ha ido construyendo a lo largo de los siglos contándose historias (la mayoría de ficción, como explica Harari en Sapiens); y durante mucho tiempo, exclusivamente de modo oral. Los que amamos los libros y veneramos tenerlos no solo para leerlos sino también «para usarlos», como señalaba el académico Paco Rico, sabemos del goce que produce no solo encontrar en ellos todas las respuestas («los libros son abejas que llevan el polen de una inteligencia a otra», decía James Russel), sino también del que emerge de su posesión, de convivir con ellos, manipularlos y dejar nuestras huellas en sus páginas y sus contenidos en nuestra memoria. Los libros son pura magia como objetos y en sí mismos, pero lo importante son las historias que contienen. Todos esos relatos de los asuntos más diversos, que nos enseñan, nos divierten y nos emocionan. Y da igual si los leemos, los escuchamos o nos los narran; lo importante es conocerlos, disfrutarlos y dejarse mecer por los vaivenes de las aventuras que encierran y nos transportan de uno a otro confín del universo.
Leer también es escuchar. Se lee a las personas y a las calles cuando se presta atención (indispensable para quienes escriben, que han de «robar conversaciones»); también a las sociedades. Leer es exactamente eso: atender a lo que está fuera de uno y cuenta otro de alguna manera. Mirar un cuadro también es escuchar su mensaje y leer sus pinceladas, que encierran sentimientos que luego traducimos en palabras…
La chica de El Confidencial, que escuchó a Dumas durante la pandemia, encontró su manera de leer. Es posible que ahora lo haga también en el papel, pero el audiolibro le ha permitido descubrir que lo importante es lo que se cuenta y que esté bien contado. Solo son distintas opciones. Y cuantas más, mejor. No hay mejor regalo que una buena historia, también en Navidad.
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