A pesar del...
Warren asequible y el calamar centropoide
La idea fundamental es llenarlo todo de tinta para que nadie se entere, pero a la vez transmitir una imagen moderada, que es falsa porque estriba en defender posiciones contradictorias
Warren Sánchez, el hombre que tiene todas las respuestas, también tiene todas sus energías dedicadas a que el personal crea que el Gobierno atesora soluciones y no es responsable de ninguno de los males de la gente. ¿La vivienda es escasa y cara? Warren la va a convertir en, por utilizar la palabra de moda, asequible. El problema, como editorializó nuestro periódico, es que «la demagogia no construye pisos». Sospecho que Warren y su banda, al revés de lo que podría parecer, son conscientes de ello, y eso es lo que los impulsa hacia la diestra estrategia del calamar centropoide.
Se mantiene, por supuesto, el mejor amigo del hombre, que, como siempre digo, no es el perro sino el chivo expiatorio. Por eso nos predica Warren que si suben los precios de los pisos la culpa es del PP y su «burbuja», del «neoliberalismo», de los asquerosos extranjeros, etc. Por supuesto, el catastrófico intervencionismo de la izquierda no tiene nada que ver. Aferrados a la propaganda, les da igual que denuncie sus desmanes hasta la columna LEX del Financial Times, como lo hizo la semana pasada.
Ahora bien, dado que es precisamente ese intervencionismo el origen del aprieto, porque ha reducido la oferta de viviendas, entonces Warren y sus secuaces recurren al segundo mejor amigo del hombre: el calamar, y particularmente el calamar centropoide.
La idea fundamental es llenarlo todo de tinta para que nadie se entere, pero a la vez transmitir una imagen moderada, que es falsa porque estriba en defender posiciones contradictorias. Eso es el centropoidismo.
Así, por un lado, se insiste en que Warren no es extremista ni enemigo de la propiedad privada ni de la libertad, cuando las hostiga sin cesar y lanza al poder político a incursiones punitivas contra toda suerte de instituciones públicas y privadas. Por otro lado, se despotrica contra la derecha, siempre calificándola de «ultra» y de «neoliberal». Y por fin, se pide el acuerdo para «el quinto pilar del Estado de bienestar». A ver, ¿quién va a oponerse a tantos pilares benéficos? ¿Quién se va a atrever a denunciar que entre tanto progresismo la población vive peor?
La prensa adicta estará al quite, como siempre. El colmo de la delicia antiliberal es que, como leí en El País, España tiene «un problema»: los impuestos son demasiado bajos.
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