Aunque moleste
La huida de Ribera
No puede eludir su responsabilidad ante los fallos en los avisos sobre cauces y desembalses
Tres semanas después, Teresa Ribera comparecerá mañana para explicar aquello de lo que parece se quería escabullir: su responsabilidad en el día-D, empezando por los radares de AEMET, y siguiendo por las alertas sobre el nivel del agua en ríos y barrancos, los cauces atestados de porquería, los avisos por desembalses, y las obras programadas y por ella descartadas, que podrían haber mitigado los arroyaderos.
En Bruselas, Ribera se permitió responsabilizar a los afectados, y a la población en general, por «no tomar en serio las alertas rojas, sistema estandarizado a nivel europeo, que recomienda (en rojo) que todo el mundo se quede en casa». O sea, que la culpa es de las víctimas. Tan grave afirmación, queda desmentida por la realidad: las alertas fallaron porque el aviso emitido era «para evitar desplazamientos por la provincia», cuando según el TSJ valenciano, la mitad de las muertes se produjeron en casas y garajes. Luego las alarmas, que se enviaron tarde, no hubieran evitado, de llegar a tiempo, gran parte de los fallecimientos, que «no fueron por culpa de la lluvia, sino de la ola», según los vecinos. El alcalde de Algemesí dice: «No fue una inundación, porque una inundación es cuando poco a poco va creciendo el nivel del agua; fue un tsunami que entró por las calles destrozándolo todo». Y se pregunta: «¿Por qué no se nos avisó de que se iba a aliviar agua del Pantano de Forata?: el problema no es que se alivió, pues si la infraestructura iba a reventar, había que aliviar. El problema es que nadie nos avisó». Luego, aunque las alertas hubieran llegado a tiempo, de poco hubiera servido avisar a los ciudadanos si no se les pide que «busquen refugio en zonas altas». En este caso, «quedarse en casa», como recomendaba Ribera, no hubiera evitado la muerte de las 97 personas que fallecieron dentro de sus domicilios o garajes.
La vicepresidenta debe explicar por qué no se avisó de que a las 17:35 se empezaba a aliviar Forata, ni de las aperturas de Buseo y Loriguilla. Ninguna de estas presas desembocaba en El Poyo, pero dicen los agricultores que los múltiples canales de riego interconectan los diferentes cauces, de manera que es fácil que el agua acabe llegando a los barrancos. Ante los desembalses, todos los municipios ribereños deberían haber sido avisados.
Preguntan igual los agricultores por el motivo por el que, pese a llover a mares en Chiva, los radares de la AEMET decían a las 13:31, a las 15:51 y a las 17:51 que no estaba lloviendo en Chiva, cabecera de la rambla del Poyo. De haber comprobado las intensas lluvias, hubieran tomado medidas. Quieren saber también por qué les multa la Confederación cuando limpian de porquería ríos y barrancos.
E interrogan los ingenieros por la responsabilidad de Ribera cuando, como secretaria de Estado con Zapatero, paralizaron el PHN y los proyectos para proteger de avenidas a El Poyo, donde las riadas son recurrentes desde 1795, así como por qué clausuró, como ministra en 2018, el «Pacto del Agua» ofrecido por Rajoy a Sánchez, que incluía obras para mitigar desbordamientos en los barrancos citados. En cambio, sí que aprobó el Plan de Protección de la Huerta, de Ximo Puig, que rechazaba canalizar El Poyo hasta el nuevo cauce del Turia.
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