Cargando...

El trípode del domingo

Fin de una histórica institución: un «signo de los tiempos»

Este próximo sábado 15 de febrero, finaliza una histórica relación mantenida entre la Ciudad Condal y la comunidad de religiosas Clarisas del Monasterio de Pedralbes, toda una institución de Barcelona

Este próximo sábado 15 de febrero, finaliza una histórica relación mantenida entre la Ciudad Condal y la comunidad de religiosas Clarisas del Monasterio de Pedralbes, toda una institución de Barcelona. Actualmente solo son tres las monjas que viven en el convento, lo que dada su edad y las normas canónicas en vigor –se considera deben ser un mínimo de cinco para mantener activa la Comunidad– provoca su cierre que se materializa ese día al incorporarse las tres monjas al cenobio de su misma Orden en el municipio gerundense de Vilobí d’Onyar. Asimismo, este miércoles día12 fiesta litúrgica de Santa Eulalia –patrona de la ciudad junto a la Virgen de la Merced– y siguiendo una antigua tradición, el alcalde de Barcelona irá a saludar a las religiosas en el monasterio. Acaba así una historia de casi 7 siglos que se remonta a su fundación y comienzo de la vida monástica de monjas Clarisas el 3 de mayo de 1327 por iniciativa de la reina Elisenda de Moncada, tercera esposa del rey Jaime II de Aragón. El monasterio lleva el nombre de la zona donde se edificó que era conocido como «petras albas» –piedras blancas–, origen de la denominación actual del renombrado distrito de Pedralbes. En su testamento, la reina Elisenda –que al enviudar vivió en unas dependencias anexas del monasterio– había establecido que debía albergar a las Clarisas «per secula seculorum», para lo que las dotó de diversos medios para ello y encargando al Consejo de Ciento «Consell de Cent» barcelonés, ser el garante de su cumplimiento. Miembros de la asociación de vecinos de Sarriá y de otras entidades del barrio, se han concentrado en las últimas fechas en la plaza frente a la iglesia del monasterio portando velas, pidiendo una solución que evitara este final. Pero vemos que han resultado infructuosas todas las gestiones realizadas con esta finalidad. Está previsto se siga celebrando el culto litúrgico en los días festivos, mientras en otros lugares del recinto se mantendrán actividades culturales diversas como exposiciones artísticas, musicales etc. Pero la Comunidad que durante siete siglos era su razón de ser y su alma, ya no existirá. Sin duda es una prueba más, del «signo de los tiempos» que estamos viviendo –y que ya fueron profetizados en la Sagrada Escritura–, caracterizados por la pérdida de fe y la apostasía en la antigua Cristiandad, hoy el Occidente europeo dolorosamente sumido en una creciente descristianización. La carencia de vocaciones a la vida religiosa es una consecuencia y es causa de esta dolorosa realidad que por desgracia no es una excepción. Pero la esperanza se mantiene firme: al final, «el Corazón Inmaculado de María triunfará».