Sin Perdón
Españoles…. Franco ha vuelto
«Nada podemos esperar de la fantasía que ha inventado el presidente del Gobierno para conseguir el regreso de Franco»
Las obsesiones de Sánchez son tan interesantes como significativas. El sentido común conduce a considerar que lo lógico es celebrar la llegada de la democracia no con la muerte de Franco, sino con las primeras elecciones libres o la aprobación de la Constitución. Es un despropósito montar un festival partidista recorriendo España para celebrar que hace 50 años falleció Franco de muerte natural. Este esperpento muestra la desesperación del presidente del Gobierno que necesita alargar durante doce meses un proceso que solo merecería alguna referencia en los medios de comunicación. Ni Sánchez ni su entorno familiar participaron en la lucha antifranquista, por lo que necesita conseguir unos galones que ni le corresponden ni se merece. En cambio, los que fueron protagonistas de aquellos años, tanto desde posiciones de derecha o de izquierda, apostaron decididamente por la reconciliación. Cuando murió Franco tenía catorce años y mi padre, que le interesaba la política, era antifranquista y sufrió la Guerra Civil en Barcelona en condiciones de extrema dureza. Su tío Ramón, hermano de su madre, fue encarcelado al acabar el conflicto ya que había formado parte de la dirección de una formación de izquierdas.
Por tanto, nunca he tenido el complejo que sufren aquellos cuyas familias se beneficiaron del régimen o aplaudieron la victoria de los llamados nacionales. Mi familia era catalana y tampoco he tenido el complejo de los que han venido de otros países para darnos lecciones de democracia sin haber sufrido aquellos años. Sánchez solo busca la confrontación y reeditar el modelo de frentes populares que impulsó la Unión Soviética en el periodo de entreguerras. No ha conseguido una historiadora o historiador de prestigio para ponerla al frente de ese patético alto comisariado para los actos del festival antifranquista. No hay más que ver el pobre currículum de Carmina Gustrán, que ni es catedrática de Universidad o investigadora del CSIC. Sus escasas publicaciones se pueden consultar en Dialnet y constatar que le faltan muchas décadas para estar a la altura que es exigible en un historiador de prestigio. Estos dos aspectos son los que utilizamos en la academia, como diría Sánchez, para valorar la trayectoria docente e investigadora de una profesora. Nada podemos esperar de la fantasía que ha inventado el presidente del Gobierno para conseguir el regreso de Franco.
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