![Un hombre en manga corta pasea por una calle de Madrid](https://fotografias.larazon.es/clipping/cmsimages02/2025/02/12/E50A9933-DA99-4A39-A0AD-8C70DA94860E/hombre-manga-corta-pasea-calle-madrid_66.jpg?crop=1282,1282,x320,y0&width=150&height=150&optimize=low&format=webply)
Tribuna
Donald Trump y el paso de la geopolítica a la geoeconomía
El fin de la deslocalización de empresas norteamericanas y la obligación de empresas europeas de instalarse en Estados Unidos para vender sus productos, son decisiones, entre otras, derivadas de la nueva Geoeconomía que viene
La llegada casi arrolladora de Trump a la presidencia de los Estados Unidos de América, aún no bien valorada y asimilada por la izquierda en aquel país, en Europa y claro está en España, ha dejado en vilo analizar por qué se disipó de repente el mundo «woke», el negocio del «cambio climático» y del ecoverdismo, y el nuevo evangelio de la Agenda 2030, y con ello llegó la derrota clamorosa de la izquierda, que algunos creían iba a arrasar en cualquier lugar con ese «porfolio». Me temo, que a pesar de muchos, desde los EE.UU. la orientación va a cambiar. No me extraña que Von der Leyen, uno de los grandes errores de Angela Merkel que seguimos sufriendo en Europa, estuviera aterrorizada junto con otros socios de la Unión.
Sin embargo, teniendo lo anterior gran impacto, lo más importante es el cambio del uso de la Geopolítica, que lleva siempre consigo la herramienta militar, para regular las relaciones internacionales (que unos llaman orden internacional liberal y otros relación entre potencias mundiales, algunas no tan liberales), por la Geoeconomía que utiliza otras herramientas.
Sin querer ser exhaustivo diría que algo va a cambiar con Trump aún como presidente electo, por ejemplo, en el Tratado de Libre Comercio con México y Canadá, afectando sobre todo a México, no solo por su deriva política. También la UE va a cerrar totalmente el suministro de gas ruso para recibirlo de EEUU, eso sí, más caro. De repente, Qatar expulsa a toda la cúpula de Hamás y este grupo terrorista, prácticamente eliminado, pide iniciar conversaciones con Israel. Al parecer, las principales empresas norteamericanas que se trasladaron a China se plantean volver y Argentina, que sí va como una moto recuperando la economía destrozada que dejó la izquierda peronista, organiza una Cumbre Internacional para disparar su economía, claro, los impresionantes yacimientos de gas y petróleo de vaca muerta recién descubiertos desde luego ayudan.
Como era de esperar Putin ha declarado que Occidente no es su enemigo sistémico, ni tiene intención, quizá nunca la tuvo, de invadir toda Ucrania y desde luego en absoluto Europa, como algunos dramáticos amigos de las musas pronosticaban. Quiere terminar con la guerra e iniciar conversaciones. Como nos enseña la Historia, para mejorar su posición y quitar bazas negociadoras a Kiev, ha iniciado una contraofensiva para recuperar Kursk y otra para llegar a su línea objetivo en Zaporiyia en el Donbas para mantener las regiones ruso-parlantes en Rusia. Además ha decidido vender petróleo en dólares y no en la moneda de cada país comprador. Interesante movimiento.
Lo que algunos llaman medidas proteccionistas, que algunas lo son, como subir aranceles, pero no solo, buscan volver a recuperar el tejido industrial norteamericano perdido y poner freno a las acciones chinas para dominar el mercado, y también de India. En España, por ejemplo, el mayor productor de motos eléctricas de gran potencia, de India, va a entrar en Europa de la mano de la empresa española que lidera el mercado con motos de menor potencia.
El fin de la deslocalización de empresas norteamericanas y la obligación de empresas europeas de instalarse en Estados Unidos para vender sus productos, son decisiones, entre otras, derivadas de la nueva Geoeconomía que viene. Seguramente tendrá efectos determinantes en Europa. Trump todavía es presidente electo y ya se está moviendo el mundo económico mundial. Algunos se quedan en analizar las formas de Trump, que son manifiestamente mejorables, así como sus modales, desde luego no se formó en Harvard, cuando deberían analizar el fondo de lo que va a hacer y el impacto en países como España.
No cabe duda que declarar, después de la victoria de Trump, que se espera que las relaciones con OTAN y con la UE se mantengan, está muy bien como «wishful thinking» dirían algunos, pero lo importante en ese vuelco a la geoeconomía es desear que ese cambio no afecte a la economía y a las relaciones con mi país. Claro, ahora es complicado cambiar de discurso cuando se apostó a caballo perdedor y el insulto, por no decir el desprecio, fue la tónica general de muchos políticos y medios de comunicación españoles. Quizá podíamos mostrar algo de respeto a los electores norteamericanos por una democracia de la que tenemos mucho que aprender.
Luis Feliu Bernárdezes general (r).
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