Estados Unidos

La motosierra de Musk en el gasto público

La estrategia de Musk apuesta por una intervención directa basada en el análisis empírico del flujo financiero estatal. Si, tras esta, los servicios esenciales se mantienen sin deterioro, esos organismos a los que les ha recortado el flujo de dinero resultan superfluos

Imagen de archivo de Elon Musk
Elon MuskVucci/Ap

En un movimiento que desafía la lógica burocrática tradicional, Elon Musk ha lanzado una audaz estrategia para depurar la maquinaria estatal de Estados Unidos. Con la firme convicción de que la burocracia excesiva se asemeja a un reloj repleto de engranajes innecesarios, el empresario ha decidido intervenir en el sistema de pagos de la Oficina del Servicio Fiscal. Esta intervención pretende identificar y eliminar aquellos componentes redundantes que, lejos de servir al ciudadano, perpetúan un sistema ineficiente y costoso. Tradicionalmente, el recorte del gasto público se ha basado en consultas interminables a cada estamento burocrático, donde cada organismo defiende su existencia y demanda mayores recursos. Este enfoque, sin embargo, ha demostrado ser poco eficaz y excesivamente costoso, pues la propia burocracia se autoalimenta a través de la perpetuación de estructuras obsoletas.

La estrategia de Musk, en contraste, prescinde de las consultas y apuesta por una intervención directa basada en el análisis empírico del flujo financiero estatal. Con acceso privilegiado a la totalidad de los movimientos de dinero, Musk ha desarrollado un mapa integral de los engranajes que componen el aparato estatal. Mediante un sistema de prueba y error, pretende ir bloqueando pagos a determinados organismos para evaluar el impacto en el funcionamiento general de la burocracia estatal. Si, tras estas intervenciones, los servicios esenciales se mantienen sin deterioro, concluirá que esos organismos, a los que les ha recortado el flujo de dinero, resultan superfluos. Algo similar a lo que ya hizo en su momento con Twitter. Esta estrategia disruptiva no está, desde luego, exenta de críticas. Los sindicatos de empleados públicos alertan sobre el riesgo de exponer datos sensibles de millones de ciudadanos, advirtiendo que tal intervención podría vulnerar derechos fundamentales. Sin embargo, ese mismo riesgo existe cuando cualquier funcionario logra acceso a tal información. Por tanto, más bien parece que los sindicatos de empleados públicos están defendiendo sus intereses y no tanto la privacidad ciudadana del riesgo que pueda representar Musk y su equipo. El experimento de Musk, audaz y arriesgado, pone en tela de juicio el modelo de gestión pública heredado.