Aunque moleste

Desprestigiando a González

No le echan del partido porque el escándalo sería transoceánico, pero le acusan de aliarse con Feijóo y traicionar al PSOE

Cuando los argumentos escasean hay que echar mano de la difamación. Y en eso están ahora los cerebros máximos de Moncloa. Las críticas de González y cía dañan al pedrismo y por eso desde Ferraz engordan la fantasía trumpista según la cual el expresidente participa en una alianza alevosa del PP contra Sánchez. A esto se le podría denominar perfectamente «teoría conspiranoica», pues el argumentario no puede ser más «fake». Falso de toda falsedad, que diría Cuauhtemoc Gutiérrez, el zar mexicano de la basura. González y Guerra, y con ellos tantos otros ( Jáuregui, Vázquez, Leguina, Redondo, Ibarra, Valenciano, Borbolla, Corcuera, Virgilio Zapatero, Tomas Gómez, Cándido Méndez, etcétera) se pronuncian en contra de amnistiar al golpismo indepe con la coherencia de quienes mantienen una posición firme sobre un asunto de tanto calado. González no ha cambiado de opinión. Tampoco Guerra ni los demás. Incluso Page sostiene que él defiende la postura oficial del partido al respecto: «No a la amnistía por ser injusta e inconstitucional». Algo en lo que coincidieron en el pasado en público hasta 11 ministros frankenstein. Ergo quienes han cambiado de opinión son, una vez más, Pedro y su sanedrín. Hace semanas defendían que a Puigdemont hay que traerlo a España para que ingrese en prisión y sea juzgado cuanto antes. Que la amnistía por el delito gravísimo de declarar la independencia de Cataluña no cabe en la Constitución. Que mucho menos cabe convocar un referéndum de autodeterminación. Todo eso se ha olvidado, pero no por el hecho improbable de que contribuya a «pacificar» aquella Comunidad, como falsamente argumenta el sanchismo mutante, sino por el interés personal del presidente del Gobierno por continuar cuatro años más en el Falcon. Lo cierto y verdad es que el perdón a los sediciosos sólo está sirviendo, como tenemos ocasión de comprobar, para envalentonar a un secesionismo que había sido derrotado en las urnas y ahora pregona a los cuatro vientos, sin cortarse: «Lo volveremos a hacer». Lógico. La rebelión y la malversación les han salido completamente gratis.

Es tan endeble el argumento en favor de la amnistía al procés que la única manera de taparlo es envolviéndolo en la hipótesis conspirativa según la cual Guerra y González se han hecho de derechas, han urdido una alianza con Feijóo y están traicionando al PSOE. No les echan del partido porque el escándalo sería transoceánico, aunque ganas no falten. Pero como no pueden, acuden al señalamiento y la difamación, primero llamándoles dinosaurios y después felones. Y ahí estamos.

Son dinosaurios todos los que discrepan del presidente en funciones. Montilla, no. ¿Y Bono? Nos gustaría saber qué opina Bono de todo esto. Será considerado dinosaurio o no dependiendo de lo que diga. Igual que Borrell. Llamativo es el silencio del vocero de Sociedad Civil Catalana en las pasadas manifestaciones del 2017 en Vía Layetana. Eran otros tiempos. Ahora está demasiado ocupado en sus funciones de ministro de la Guerra. Montilla, Bono y Borrell no son dinosaurios sino ilustres y buenos socialistas. Como lo es Vara, tan complaciente desde su escaño en el Senado. Como Carmen Calvo, contraria a la amnistía hace meses, pero distante ya de lo que dijo entonces. Si hay nuevo Gobierno, Sánchez repartirá muchos cargos. Y no vaya a ser que se los lleven otros.