Al portador

El cura atrabiliario y soñador y sus muy incrédulos feligreses

Las acusaciones de Víctor de Aldama, que deberá probarlas, colocaban, dijeran lo que dijeran, al borde de un ataque de nervios al Gobierno y al PSOE, en vísperas del Congreso del partido

Walt Whitman (1819-1892), el gran poeta americano, padre del verso libre, autor de Hojas de hierba, siempre desmesurado, escribió que «cuando yo doy, me doy a mí mismo». «Da y tendrás en abundancia», afirmaba Lao-Tsé (a caballo entre los siglos VI y V AC), el fundador del taoismo. El domingo pasado, los Obispos españoles recomendaban generosidad en la colecta de las misas, que iría destinada a los damnificados de la Dana, todavía en la mente y en las pupilas de casi todos. Al mismo tiempo, las acusaciones de Víctor de Aldama, que deberá probarlas, colocaban, dijeran lo que dijeran, al borde de un ataque de nervios al Gobierno y al PSOE, en vísperas del Congreso del partido, el próximo fin de semana en Sevilla, que encumbrará y reforzará todavía más –si es que es posible– el poder de Pedro Sánchez, además de laminar sin piedad cualquier disidencia. Núñez Feijóo sonreía ante las encuestas que dan cada vez más ventaja al PP pero que, por otra parte, alejan o descartan unas elecciones anticipadas. Los asesores monclovitas lo habían barajado tras el patinazo de Mazón con la Dana, pero las declaraciones de Aldama hacían olvidar el asunto.

Ocurrió en la Galicia de las meigas y el realismo mágico de Álvaro Cunqueiro (1911-1981) y de Torrente Ballester (1910-1999), que poco tiene que envidiar al de García Márquez (1927-2014) y el «boom» iberoamericano. Fue en una parroquia urbana, de una ciudad notable. El cura, atrabiliario y soñador –F.C. son sus iniciales–, que pudo ser obispo no quiso, trasladó en la prédica –homilía– la petición de generosidad solidaria de los Obispos con los afectados por la Dana. El clérigo, con algo de una retranca gallega parecida a la que le gusta utilizar a Mariano Rajoy, añadió que, como ciudadano, se emocionaría mucho «si un día de estos vería en medios de comunicación que los diputados y senadores españoles han donado el sueldo de este mes para los afectados por la Dana». Es probable que se pasara de entusiasmo, porque con una semana o dos o tres días de salario, como gesto, sería suficiente, pero eso no es lo importante. Lo significativo fue que los feligreses acogieron la apelación a la solidaridad real de los políticos, a pesar de estar en medio de la celebración litúrgica y no es el momento ni el lugar, con unas carcajadas sarcásticas que apenas pudieron contener. Una historia, nada mágica sino real, de un cura atrabiliario y sus muy incrédulos feligreses con unos políticos que quizá no comparten aquello de que «cuando doy, me doy a mi mismo», de Walt Whitman.