Angel del Río
Madrid ya no es apta para menores
Ahora Madrid gobierna en el Ayuntamiento; y ahora, Madrid es una ciudad no apta para menores. Así las cosas, cambiemos la gran pancarta instalada en el Palacio de Cibeles, que da la bienvenida a los refugiados, por otra: «Menores de edad, precaución». Niños de un colegio fueron excluidos de participar en la Cabalgata de Reyes del distrito, porque chicos y chicas estudiaban en aulas separadas. Por este motivo, la Junta no les concedió el beneficio de ser niños como los demás, en un desfile de ilusiones. Días más tarde, los pequeños no pudieron disfrutar de una cabalgata de Reyes infantil, porque los que deciden en el Ayuntamiento hicieron otra interpretación del espectáculo y descafeinaron las vestimentas de los Magos, las carrozas y la inocente parafernalia la convirtieron en un pasacalles para adultos de corte «vanguardista». También el Carnaval tenía su espectáculo no apto para menores, que se verificó en una plaza pública del distrito de Tetuán, a cargo de un par de titiriteros antisistema que movieron los hilos de unos guiñoles asesinos con traca final de enaltecimiento del terrorismo. Por mucho que digan, en ningún momento se advirtió que era un teatrillo de marionetas para mayores, absurdo, cutre, pero para mayores. Los niños que lo vieron fueron víctimas del mal gusto de unos desaprensivos. Ahora, Madrid es una ciudad donde los más pequeños deben ir con cuidado, porque en el mismo distrito en el que actuaron los guiñoles asesinos, Tetuán, ha estado abierta al público una exposición con un reclamo atractivo para mayores de 18 años y ancianitos acompañados: «GenitArte», toda una muestra del más variado repertorio gráfico de los genitales de ambos sexos, en un centro cultural municipal, el Eduardo Úrculo, a cuya entrada no se advertía de que era una muestra «no apta para menores». En Tetuán, llueve sobre mojado, sobre una inundación, como dice Aguirre, y en la concejalía de Cultura, también. A la vista de lo grotesco e inadecuado, la muestra se ha retirado dos días antes de lo programado, y aún así ha permanecido doce jornadas abierta al público general. A ver si ahora nos cuentan que se avisó de que no era para niños, y que nada se sabía de la temática expuesta. Ahora, Madrid no es la ciudad como para que los padres anden confiados en lo que el Ayuntamiento programa para que puedan ver sus hijos menores.