
Santiago Martín
Llamada de atención por la familia
La Iglesia celebra, el primer domingo después de Navidad, la solemnidad de la Sagrada Familia. Lo hace porque quiere ofrecer a los católicos un modelo concreto de familia, el formado por San José, la Virgen María y el Niño Jesús, a fin de que tengan una referencia a seguir en medio del proceloso mar de ambigüedades en el que nos movemos. La celebración de esta fiesta en una plaza pública, la de Colón en Madrid, comenzó como manifestación de que para los católicos, como para todos aquellos que creen en la existencia de una ley moral natural, la familia está formada por un hombre y por una mujer y que cualquier otro tipo de unión debe denominarse de otra manera y recibir un tratamiento distinto. Este año vuelve a celebrarse en Colón la Santa Misa en honor a la Sagrada Familia, con una diferencia con respecto a los años anteriores: ahora la reivindicación de que se defienda la familia se dirige a un Gobierno que había prometido hacerlo y que, sin embargo, en el año transcurrido, no ha hecho apenas nada. La Iglesia es pacífica, pero no indiferente. Reza, pero también actúa, y eso ningún Gobierno debería pasarlo por alto.
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