Angel del Río
Hermanamiento de hermandades
Extraordinaria noticia para el Madrid devoto, es la réplica que va a recibir de la imagen sevillana del Santísimo Cristo de las Tres Caídas, cuya talla original se atribuye a Marcos Cabrea, realizada entre 1608 y 1630, que custodia la hermandad de la Esperanza de Triana, y que aquí, en la villa y corte, tiene también hermandad, concretamente en la iglesia de San Andrés, uno de los templos más antiguos de Madrid, al que acudían a rezar a diario San Isidro, y su esposa, Santa María de la Cabeza, lugar donde estuvo enterrado el patrón de Madrid durante cuarenta años. Más tarde, su cuerpo incorrupto sería trasladado a la colegiata de la calle de Toledo, donde permanece.
Aunque ha tardado muchos años en ser reconocida, la Semana Santa de Madrid, es una de las más importantes de España por sus tallas, pasos, desfiles procesionales y tradiciones que sobrepasan el sentimiento religioso y penetran en el costumbrismo y las tradiciones populares. Quizá en esa grandeza de la Semana Santa madrileña, haya influido la capacidad de hermanamiento que Madrid, ancestralmente, ha tenido en líneas generales con todas las ciudades españolas, y que también alcanza al ámbito religioso, a las hermandades de otros lugares, cuyas tradiciones adquieren presencia en Madrid y son un vínculo para quienes habiendo nacido en otras latitudes se han afincado en la villa y corte.
Además de este ejemplo de la Hermandad de Santísimo Cristo de las Tres Caídas, hay otros muchos, y uno en especial: el hermanamiento del Madrid devoto con la ciudad de Málaga, a través de una devoción mariana común: la Virgen de la Paloma. Y este hermanamiento se verificaba cada año, cuando en el Miércoles Santo procesiona por las calles malagueñas esta Virgen, un acto en el que estaba representada la ciudad de Madrid, a través del alcalde de turno, o en su lugar, un concejal delegado por el regidor. La tradición y el compromiso de hermanamiento se mantuvo durante los mandatos de Álvarez del Manzano, Ruíz Gallardón y Ana Botella, pero en el año 2016, la alcaldesa, Manuela Carmena, rompió con esta tradición de 70 años. Declinó acudir a Málaga y se negó a que hubiera representación institucional del consistorio madrileño. Su laicismo militante no ha impedido que en Madrid, la regidora asista a los principales actos religiosos, pero ese compromiso no está dispuesto a extenderlo a otras latitudes, en el convencimiento de que, ya tiene bastante con «cumplir» en casa, aunque espero que, como alcaldesa que lo es, de esta villa y corte, asista a la llegada y bendición de esa réplica del Santísimo Cristo de las Tres Caídas, que enriquecerá la próxima Semana Santa. En cualquier caso, esta ciudad va a seguir siendo fiel a sus tradiciones, a su capacidad de hermanamiento y acogida.
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