Esperanza Aguirre nunca ha negado su ilusión por ser alcaldesa de Madrid, y en estos momentos tampoco lo negaría, aunque públicamente no se pronuncie y opte por ver desde la barrera lo que pueda pasar en el ruedo del PP, desde valoraciones cocinadas al estilo Arriola de los sondeos de opinión, hasta el paseíllo de quienes esperan conseguir la alternativa en la plaza de Madrid, plaza de Cibeles, pasando por esas cuadrillas de monosabios, de los que dan lustre a las monteras, y algún espontáneo que se lance al albero intentando desesperadamente hacerse sitio en el cartel electoral.

No hace mucho que la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, dijo que quien se postulara como candidato diera un paso adelante. A Ignacio González le pilló demasiado tarde la recomendación de Cospedal, porque él ya había manifestado su deseo de ser candidato a la Comunidad, pero ya se sabe que en el PP dar un paso al frente, puede ser una forma de suicidio político, y si no que se lo pregunten a Alvarez Cascos, por poner un ejemplo, Quizá por eso, Aguirre permanece en la barrera, cerca del burladero, pero sin manifestar lo que personalmente creo que es su objetivo: ser candidata a la alcaldía de Madrid. Esperará hasta que Rajoy se lo proponga, y entonces hablarán para conseguir un entendimiento, que se me antoja menos complicado de lo que muchos puedan pensar, y en el que aparecería como «mediador» interesado Ignacio González, y digo interesado, porque si él es elegido por el partido como candidato a la Comunidad, la mejor compañera del tándem electoral sería Esperanza Aguirre, a tenor de los sondeos sobre intención de voto que se han realizado y que dan ventaja a ésta sobre otros posibles candidatos/as del PP. Madrid es la madre de todas las batallas electorales, el camino más corto hasta La Moncloa, y decisivo para los resultados en la Comunidad, ya que tiene el 55 por ciento del censo electoral regional. Aguirre calla, espera, sabe que para muchos es la esperanza del PP en Madrid, pero creo que está convencida de que no es ella la que tiene que dar un paso adelante.