Cuba
Retórica progresista en Cuba
El ridículo que hacen los comunistas al hablar de la «eficiencia de la Empresa Estatal Socialista», visto el fracaso económico rotundo del socialismo
Leí hace un tiempo en CubaNet un artículo de Jorge Luis González Suárez sobre la retórica de la dictadura comunista cubana que llamó mi atención por el solapamiento entre sus estratagemas y las habituales en los Estados democráticos y progresistas, que por definición no oprimen a sus súbditos, puesto que éstos los eligen, algo que jamás sucede en el socialismo real.
Es cierto que la tiranía cubana reivindica el socialismo, y machaca con la expresión «nuestro socialismo», algo que ninguna democracia hace. Sin embargo, la retórica política democrática también cultiva el lenguaje posesivo, y las autoridades repiten lo de «nuestro Estado de bienestar» e insisten en que «la sanidad pública es de todos», y demás mensajes equívocos, porque el Estado no es nuestro, sino más bien al revés, y la sanidad pública no es estrictamente de todos, salvo en el sentido de que todos estamos obligados a pagarla, pero no es nuestra porque ni la hemos elegido ni tuvimos nunca la opción de no hacerlo.
En otros casos, la dictadura cubana utiliza el mismo lenguaje que los Gobiernos democráticos, y habla de que el Estado se ocupa de los «vulnerables» o «desfavorecidos». Sarcástico, González Suárez afirma no entender estas expresiones, después de más de 60 años de una revolución supuestamente hecha «por los humildes y para los humildes». Constata, por supuesto, el ridículo que hacen los comunistas al hablar de la «eficiencia de la Empresa Estatal Socialista», visto el fracaso económico rotundo del socialismo. En los países democráticos, la izquierda no es muy diferente, porque la hemos visto reiteradamente propiciar «lo público» con argumentos fantasiosos pero similares a los de los sátrapas cubanos.
En cuanto a la fe en la burocracia, típica de los socialistas de todos los partidos, la semejanza retórica entre la dictadura cubana y las democracias es diáfana. En Cuba hay un «Observatorio Social y Laboral», cuyo objetivo es «dar seguimiento a la evolución de fenómenos, tanto sociales como laborales de impacto en la sociedad y en la economía del país». Entre ellos se destaca la «identificación de brechas de equidad», ante las cuales el Observatorio planteará «propuestas para solucionarlas o mitigarlas».
En cualquier país democrático y progresista se encontrarán instituciones análogas, más o menos ridículas e inútiles, creadas por el poder para dar la impresión de que atiende solícito a las necesidades de sus súbditos.
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