Juegos Olímpicos
Oro al altruismo
El vallista jamaicano Hansle Parchment salió de la villa olímpica y se montó en el autobús equivocado
El vallista jamaicano Hansle Parchment salió de la villa olímpica de Tokio y se subió al autobús que le llevaría a su competición. A ambos lados del pasillo ya había otros deportistas enfundados en coloridos chándales oficiales con banderas. Iba escuchando música, su ritual previo a una carrera importante. Cuando el bus llegó a la última parada, se bajaron todos. Pero delante no tenía el estadio de atletismo, sino el centro acuático de Tokio 2020. Por la hora, ya le era imposible deshacer el camino y coger el autobús apropiado. Intentó montarse en uno de los vehículos oficiales de los Juegos, pero estaban todos reservados y sólo recibió negativas. La única forma de llegar a la semifinal de 110 obstáculos era coger un taxi normal. Parchment no llevaba dinero encima. El reloj corría. Si no tomaba la salida en su serie quedaría descalificado por no presentarse y por supuesto no accedería a la final.
El atleta le contó su drama a una de las voluntarias que hablaba inglés de la zona de la piscina. Tuvo que rogarle dinero. No estamos hablando de calderilla. Japón es la tercera economía más fuerte del planeta en PIB. La voluntaria le prestó 10.000 yenes (unos 90 euros) para que Parchment pudiera llegar en taxi al estadio tras un trayecto de 20 minutos.
Una vez allí, Parchment hizo lo que mejor sabe hacer. Se clasificó para la final. Y allí ganó el oro (uno de los cuatro que ha logrado Jamaica). Sin embargo, antes de volver a su país, el atleta quiso agradecer el gesto de la voluntaria. Cogió otra vez el autobús hasta la piscina olímpica y buscó a la buena samaritana. Le devolvió el dinero en dólares, le enseñó la medalla de oro (y le reconoció su mérito) y hasta le regaló una camiseta de la selección jamaicana. La joven, que en redes sociales se llama Tijana, ha recibido desde entonces miles de mensajes de cariño de todo el mundo. También le ha llegado una invitación del ministro de Turismo de Jamaica a conocer la isla. Como ha reconocido el primer ministro jamaicano, Andrew Holness, «los jamaicanos sabemos que la gratitud es imprescindible».
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