¿Vale la pena el gasto extra? La verdad sobre el combustible premium en tu coche

Desde hace años, en España se ha generado un debate sobre qué tipo de combustible es mejor para el vehículo: el premium, el normal o el de bajo coste. La discusión se ha convertido en un tema recurrente entre los conductores, todos quieren llenar su depósito con la mejor opción del mercado; pero, a su vez, buscan ahorrar cada céntimo posible. Sin embargo, ¿realmente hay una diferencia significativa entre ellos?

Uno de los principales puntos a considerar en este debate es que la mayor parte del combustible que se comercializa en España proviene de una misma fuente. Exolum, anteriormente conocida como CLH (Compañía Logística de Hidrocarburos), es la empresa responsable de distribuir la gasolina y el diésel a la mayoría de las estaciones de servicio del país. Esto significa que, en términos de calidad base, no hay grandes diferencias entre el combustible que encontramos en una gasolinera de marca reconocida y el que se vende en estaciones low cost.

El contenido del combustible importa

Lo que realmente marca la diferencia entre un combustible y otro no es su procedencia, sino los aditivos que las petroleras añaden al carburante antes de comercializarlo. Estos compuestos pueden mejorar la eficiencia del motor, reducir la acumulación de residuos y optimizar la combustión, pero no siempre son necesarios para el correcto funcionamiento del vehículo.

La gasolina premium, como la de 98 octanos, se promociona como una opción superior en comparación con la gasolina 95. Su mayor capacidad antidetonante puede ser beneficiosa para vehículos deportivos o de alta gama que lo requieren específicamente en sus especificaciones técnicas. Sin embargo, en la mayoría de los coches de uso diario, el beneficio de utilizar gasolina 98 en lugar de la 95 es prácticamente inexistente. Pagar más por un combustible de mayor octanaje sin que el motor lo requiera es simplemente un gasto innecesario.

Por otro lado, el diésel premium sí puede aportar ciertos beneficios en algunos casos. Este tipo de carburante suele incorporar aditivos que mejoran la lubricación, reducen la acumulación de carbonilla y protegen los inyectores del motor. A largo plazo, esto puede ayudar a prolongar la vida útil del motor y optimizar el consumo de combustible. Aun así, la diferencia con el diésel convencional no es tan significativa como para justificar un gasto considerablemente mayor en cada repostaje.

El factor económico y la costumbre del conductor

Para muchos conductores, el precio sigue siendo el factor determinante a la hora de elegir entre combustible normal, premium o de bajo coste. En un contexto donde el precio del carburante varía constantemente, encontrar la mejor opción calidad-precio es una prioridad. Por ello, muchas personas optan por repostar en gasolineras low cost, donde pueden encontrar un precio más competitivo sin sacrificar demasiado la calidad.

Sin embargo, la realidad es que el impacto en el rendimiento del vehículo no suele ser tan evidente como se cree. Si un coche ha funcionado perfectamente durante años con un tipo de combustible, no hay una razón de peso para cambiar a otro más caro con la expectativa de obtener mejoras notables. En todo caso, una opción viable es alternar entre diésel normal y premium ocasionalmente, con el objetivo de aprovechar los beneficios de los aditivos sin incurrir en un gasto excesivo.