Empleo

La mujer en la construcción: «Es un mundo de hombres que no discrimina»

Ninguna otra región se acerca a la tasa de empleabilidad de mujeres como Esther en el sector de la construcción que tiene la Comunidad de Madrid

La Comunidad de Madrid es la región con la mayor tasa de mujeres profesionales en el sector de la construcción. Así, lo confirman casos como el de Esther Martín, que a sus 34 años ha dado un giro radical a su vida, abandonando su trabajo de administración para hacer uno de los cursos gratuitos de maquinaria pesada y movimiento de tierras que imparte el CRN de Paracuellos. Tras vivir la última década en la administración, decidía probar en un mundo de hombres, en el que ha acabado teniendo un gran efecto. «Considero que el impacto ha sido bueno tanto para ellos como para mí, porque es una sorpresa el haber estado acompañada de gente tan abierta y me han querido ayudar en todo momento. Creo que la obra es un mundo de hombres, pero que no discrimina. Ellos mismos se regulan a sí mismos, o sea, yo no he tenido que hacer nada, he tenido que ser yo misma, simplemente», opina Esther.

Mujeres en el sector de la construcción
Mujeres en el sector de la construcciónTania NietoLa Razón

Sin embargo, no niega que su perfil no cuenta inicialmente con las mismas oportunidades profesionales que el resto, aunque prefiere no tenerlo en cuenta: «Pues es probable que haya cierta estigmatización, pero yo todavía no he vivido ese percance. A mí siempre me han examinado, me han hecho una prueba como otra persona cualquiera y si la he pasado he avanzado en el proceso». Aun así, niega que el sexo suponga una desventaja –por la fortaleza física, a día de hoy, como inicialmente se podía considerar en el sector: «No, la verdad que soy una chica bastante chiquitita y delgada y no tengo ningún problema para dedicarme a esto. El peso no ha sido ninguna limitación, como tampoco lo ha sido la altura. Lo único que importa es que quieras, que te guste y hacerlo».

Entre uno de los motivos que despertaron esta particular vocación, Esther destaca su pasión por los videojuegos: «Siempre les he dedicado tiempo y soñaba con poder llevarlo a la realidad, moviendo toneladas. Para mí el trabajo significa gran parte de tu vida y de tu día a día y es mejor pasarlo con algo que te divierte y te gusta. Este ha sido el gran aliciente para llegar a hacer esto».

Esther anima a las mujeres a hacer este tipo de formaciones, asegurando que puede resultar más asequible de lo que parece, a pesar del colosal tamaño de la maquinaria: «Durante las 400 horas y cuatro meses de curso no encontré ninguna dificultad especial. Creo que un niño sería capaz de manejarlas, no es una cosa complicada. Lo único que necesita es echarle mucha cabeza». Aunque en estas formaciones se dedican más a la construcción convencional, ya que es lo que más inserción laboral tiene, ella reconoce que «desde pequeña me atrae bastante la arqueología, aunque debe ser un trabajo muy delicado. Tienes que ser muy detallista».