James Corden, la última celebridad en apuntarse a la moda Patek Philippe

Uno de los mayores escaparates para saber qué es tendencia han sido y siempre serán los famosos. Ahora que casi todas tienen redes sociales, más todavía. A veces, incluso son ellos (siempre aconsejados por sus diferentes asesores de imagen) los encargados de arriesgar y decidir cómo lucir en la siguiente temporada.

La sociedad, constantemente deseosa de imitar a las grandes estrellas del mundo del espectáculo, se fija en cualquier mínimo detalle que les haga asemejarse a ellas. Si un actor aparece en una foto con unas nuevas zapatillas de Nike, enseguida la población acude en tromba a comprarlas. No es que os estemos contando nada nuevo. Así ha funcionado y seguirá funcionando el mercado siempre: consumismo lo llaman.

El caso es que, como la moda, al igual que la historia, es cíclica, el mítico Aquanaut de Patek Philippe ha despertado de nuevo la sensación de los famosos. Hace poco, lo vimos enrollado en la muñeca de Ringo Starr o en la de Kumail Nanjiani. El último en apuntarse a la tendencia Aquanaut ha sido el cómico y presentador James Corden, y muchos quieren ya hacerse con la pieza.

Patek Philippe sacó al mercado este reloj en 1997 y causó auténtica sensación por la apuesta que hizo la casa ginebrina por la modernidad e informalidad. Caja octogonal redondeada, correa tropical ultrarresistente… En definitiva, pura deportividad, ideal para emprender cualquier aventura.

Lo más destacable del Aquanut, y donde se demuestra verdaderamente su calidad, es su acabado a mano. Esta técnica ancestral, solo dominada por los mejores artesanos del mundo, permite alcanzar una sutileza infinita en la ornamentación, protege de la oxidación y elimina cualquier diminuta partícula que puede dejar la máquina y perjudicar, de esta manera, el movimiento perfecto de las agujas.

Una pieza única que puede ser tuya por unos 22.000 euros. Barato no es, pero es que para parecernos a nuestros ídolos, a veces es necesario rascarse el bolsillo. Si podemos permitírnoslo, claro está.