Joyería
Hallan en Botsuana el tercer diamante más grande de la historia
Tiene 1.174 quilates. El país africano está presente en tres de los cinco hallazgos más importantes relacionados con esta piedra preciosa.
En cuestión de semanas, Botsuana ha sido testigo de dos de los cinco hallazgos de diamantes más grandes de la historia. A mediados de junio, la compañía Debswana, que depende en un 50% del gobierno del país, encontró el que pasó a ser el tercer diamante de mayor dimensión del mundo. Tenía 1.098 quilates.
No suficiente con ello, hace unos días la compañía canadiense Lucara Diamonds ha hallado otra piedra preciosa que le ha quitado el puesto a la encontrada a mediados de junio. Cuenta con 1.174 quilates y ha sido presentado de manera oficial por la empresa y el presidente Mokgweetsi Masisi.
Y es que un país como Botsuana, con apenas dos millones de habitantes es uno de los mayores extractores de diamantes del planeta, con una industria que representa alrededor del 80% de sus exportaciones totales. El segundo hallazgo más grande la historia también se produjo en su territorio en 2019. Recibió el nombre de Sewelo y tenía 1.758 quilates.
Cullinan, la joya de la corona británica (literalmente)
No obstante, estas gemas todavía están muy lejos de la que se descubrió en 1905 en Sudáfrica. Cullinan -así la conocemos- tenía la friolera de 3.016 quilates (unos 600 gramos) y fue a parar directamente a las manos del rey británico Eduardo VII, quien ordenó tallarlo en 1906. En total, se obtuvieron 150 piedras que se repartieron entre el famoso Cetro de la Cruz de la monarquía y la famosa corona imperial, que se conserva en el Museo de la Torre de Londres.
El traslado del diamante desde Pretoria a Londres fue una auténtica estratagema. Los asaltos piratas en África en aquella época se contaban por cientos, por lo que desde el Gobierno de Reino Unido se armó un plan de despiste, aunque para nada poco arriesgado. Anunciaron que la piedra preciosa sería portada en un buque de la Armada Británica desde Sudáfrica, pero no fue así.
La realidad es que en el barco se transportaba una caja vacía. De hecho, el diamante se trasladó de la forma más sencilla posible: en el bolsillo del abrigo de Abraham Asscher, uno de los hermanos fundadores de la Royal Asscher Diamond Company de Ámsterdam. ¿Por qué? Pues porque fue la compañía encargada de estudiar y tallar la gema por encargo de Eduardo VII.
El valor de Cullinan es incalculable, aunque sí podemos contaros cuál ha sido el diamante más caro de la historia vendido a un particular. Su nombre es Pink Star, se subastó hace apenas un mes en Sotheby’s y la puja ganadora ascendió a los 71,2 millones de dólares.