Patrimonio
«Todo es felicidá» desaparece
Los frescos que decoran el palacete del número 5 de la calle Orellana, que ya está completamente cubierto por andamios, desaparecerán en las próximas semanas.
Los frescos que decoran el palacete del número 5 de la calle Orellana, que ya está completamente cubierto por andamios, desaparecerán en las próximas semanas.
«Desoyendo el clamor internacional de valoración de este emblema de Madrid, y tras ocho años de persecución institucional y política española hacia mi obra “Todo es felicidá” (2008), ésta será, al fin, inminentemente destruida con la anuencia del Ayuntamiento de Madrid y la Dirección General de Patrimonio Cultural de la Comunidad de Madrid». Con estas palabras anunciaba a través de su cuenta en Facebook el artista Jack Babiloni la desaparición definitiva de la fachada que creó sobre el palacete de la esquina entre las calles Orellana y Campoamor, en el barrio de Justicia. En los últimos días los andamios han cubierto por completo la fachada más feliz de la capital, cuyos frescos, que desde su creación no han dejado indiferente a nadie y forman ya parte de cientos de guías turísticas de la capital, desaparecerán en cumplimiento de un expediente municipal en las próximas semanas. Los trabajos para retirar el enorme mural de 900 metros cuadrados pondrán fin a una obra que en un principio se iba a limitar a una pequeña parte de la fachada, poniendo el broche de oro a su remodelación, pero que, finalmente (y a petición de los dueños del inmueble), acabó por cubrirlo por completo.
El problema surgió sólo unos meses después de que Babiloni terminara un trabajo en el que empleó quince días laborables y apenas cuatro colores –amarillo azul, negro y ocre–. El Ayuntamiento, que entonces dirigía Alberto Ruiz-Gallardón, abría un expediente sobre el inmueble al apreciar deficiencias administrativas en la tramitación de sus permisos para hacer obras. Aunque el edificio no está protegido por Patrimonio Histórico, sí cuenta con una protección urbanística municipal que obliga a sus propietarios (Castillo del Buen Suceso S. L.) a pedir licencias concretas para algunas reformas, como las que llevaron a cabo en el edificio del número 5 de Orellana, inmueble que entre 2003 y 2008 fue objeto de una rehabilitación integral. Al parecer, la dirección de la obra sí pidió los correspondientes permisos y abonó las tasas para llevar a cabo las reformas; sin embargo, la burocracia alargó los plazos y, finalmente, el permiso del Ayuntamiento de Madrid llegó cuando éstos ya habían concluido. En concreto, el expediente cuestiona el desmontaje de la cubierta del inmueble, la instalación de un ascensor que no cumplía con las dimensiones permitidas o el incremento del volumen del edificio, entre otros. Nada que ver con los frescos de Babiloni que, sin embargo, tendrán que desaparecer para cumplir con el mandato municipal de volver a su estado original. «Los gestores siempre pueden destruir obras de arte. Los artistas siempre gestaremos, alumbraremos y cristalizaremos nuevas. Vamos por ello. Gestores frente a gestadores. Es la Historia del Arte. Muchísimas gracias a todos los que desde 2008 habéis impulsado, promovido y apoyado la conservación de mi obra», ha declarado el artista a través de las redes sociales.
En un intento por salvar sus 68 frescos sobre la mitología helénica, el pasado noviembre Babiloni remitió una carta a la alcaldesa Manuela Carmena en la que le pedía ayuda. Una acción que no surtió el efecto deseado, ya que desde el área de Urbanismo confirmaron ayer mismo que «han puesto los andamios para retirar las pinturas» a pesar de que el pasado noviembre, en una nota pública, el Ejecutivo de Cibeles manifestó la intención del área de Cultura «para encontrar una fórmula que proteja las pinturas. La voluntad del Ayuntamiento de Madrid es mantener todo elemento artístico y cultural que goce de la aprobación de las y los vecinos, que esté integrado en su entorno y que aporte a nuestra ciudad un interés cultural, aseguraron entonces. Ayer, sin embargo, desde Urbanismo no añadieron ningún dato más allá del reconocimiento de la presencia y función que tendrán los andamios que han cubierto el inmueble. Fuentes que tampoco ofrecieron la información relativa al plazo máximo en que tendrán que ejecutar los propietarios del inmueble su expediente sancionador así como las referencias sobre la sanción administrativa que el Ayuntamiento podría imponer en este caso, y que podría superar los 600.000 euros. Desde de la Comunidad de Madrid explicaron, por su parte, que no tienen competencia alguna en este asunto, ya que el edificio no está declarado Bien de Interés Cultural (BIC) ni Bien de Interés Patrimonial (BIP). En ningún caso, por lo tanto, su situación ha llegado debatirse en la comisión local de Patrimonio en la que el Ejecutivo de Cristina Cifuentes sí podría tener competencias.
Hacer desaparecer una obra realizada con materiales que garantizaban su duración al aire libre durante 500 años no será sencillo. La normativa obliga a sus propietarios a preservar los elementos que sirven como referencia de la época, estilo y función del palacete que se construyó en 1886. Para ello no bastará con echar una capa de pintura sobre la obra de Babiloni. Los trabajos se centrarán en picar los frescos para llegar hasta el ladrillo y recuperar su revoco original.