Angel del Río
Sí se pisan la mangera
Estamos mal acostumbrados a que partidos políticos de la misma ralea ideológica e intereses comunes, se cubran los unos a los otros las vergüenzas de la corrupción, las corruptelas, las irregulares y el uso fraudulento de los dineros públicos, quizá asumiendo como recomendable el dicho de que: «entre bomberos, no hay que pisarse la manguera».
En estos días, en el centro derecha, estamos asistiendo a todo lo contrario: no se pueden apagar fuegos o conatos de incendios porque el «socio», ahora enemigo íntimo, pisa la manguera para que no salga agua por ninguna parte. Ciudadanos, colaborador necesario del PP en el gobierno de la Comunidad de Madrid, en boca de su líder, Ignacio Aguado, se muestra dispuesto a llegar hasta el final sobre el caso Avalmadrid y apoya la moción presentada por el bloque de la izquierda para que se cree una comisión de investigación sobre este caso, de cuyas presuntas irregularidades podría haberse beneficiado el padre de la presidenta regional, Isabel Díaz Ayuso. Vox también se apunta a que se cree esa comisión.
Por su parte, el PP cuestiona la legitimidad de un contrato que habría recibido el padre de Aguado en 2011, por valor de 102.000 euros, para la renovación tecnológica de su empresa, según denuncia el asesor de Díaz Ayuso, Miguel Ángel Rodríguez.
Respecto a la imputación de Esperanza Aguirre y Cristina Cifuentes en el caso Púnica, Ignacio Aguado ha sido rotundo: «No vamos a tolerar corrupciones en el Gobierno de la Comunidad».
Cambiamos el escenario regional por el local, concretamente por el Ayuntamiento de Madrid, donde el gobierno PP-Ciudadanos, se sustenta gracias al apoyo de Vox. Pues bien, ese gobierno ha decidido ordenar la clausura de una parte del chalé donde vive el matrimonio Espinosa de los Monteros-Rocío Monasterio, destacadas figuras del partido «amigo» Vox, por infracción urbanística.
No es que nos parezca mal que entre bomberos se pisen la manguera, en vez de que entre colegas de ideologías e intereses se tapen sus vergüenzas, simplemente que no estamos acostumbrados a lo primero y sí hastiados de lo segundo.
Parece que se desmonta el dicho de: «perro no come carne de perro». O lo peor, sólo la come cuando tiene hambre insaciable y ha de llenarse el estómago con lo que sea.
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